TRIBUNA

La dignidad de Puri y el trabajo de Aido

No me ha sorprendido la virulencia y el desprecio que desprenden buena parte de las críticas que ha recibido la decisión de la ministra de Igualdad sobre un anuncio sexista. La gaditana Bibiana Aido ha reaccionado con rapidez y contundencia retirando la publicidad gubernamental que, para promocionar Letras del Tesoro, caricaturiza a las mujeres: la protagonista del escándalo se llama Puri, su marido no la ama y sólo sigue con ella porque no puede prescindir de sus croquetas. Las críticas a la cuña radiofónica partieron del Partido Popular, que consideró el asunto lo suficientemente importante como para plantearlo en el Senado.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Una vez más, un sector de la sociedad, ha desatado su furia sobre la ministra de Igualdad, que ha recibido otra lluvia de lodo de columnistas y tertulianos, empecinados en elevar el chiste y el chascarrillo a la categoría de opinión. El asunto, dicen, es una ridiculez que no debería desviar la atención del Gobierno, de la oposición y de la ciudadanía cuando estamos frente un problema del calibre de una transoceánica crisis económica. Parece que una vez más, las mujeres deberíamos resignarnos para no rozar con nuestros problemas chicos las grandes penas de la sociedad. Estamos acostumbradas: lo hemos hecho siempre así, relegando nuestro bienestar al de los padres, los hijos, los partidos, las empresas

Sin embargo, nuestros Parlamentos nacional y autonómico, siguiendo directrices del Consejo de Europa, han aprobado por unanimidad normas que tienen como objetivo que la publicidad no transmita una imagen estereotipada y sexista de hombres y mujeres, una imagen que suponga un obstáculo para alcanzar una sociedad moderna e igualitaria.

Nuestro ordenamiento jurídico reconoce que cuando la publicidad transmite mensajes estereotipados, discriminatorios y degradantes basados en género se convierte en un serio problema porque contribuye a fosilizar ideas y modelos de conducta que combatimos, especialmente entre los menores de edad, gastando en ello energía, tiempo y dinero. De ahí, por ejemplo, que este país, tras aprobar la Ley de Igualdad, exija a la televisión que la publicidad dirigida a menores debe transmitir una imagen igualitaria, plural y no estereotipada de hombres y mujeres.

Un estudio del Consejo Audiovisual de Andalucía sobre la publicidad de juguetes emitida en la campaña navideña de 2006 encontró en un 35% de los anuncios estereotipos femeninos que vinculan la imagen o el papel social de la mujer a la belleza y seducción, la maternidad, la pasividad, las tareas domésticas y a profesiones tradicionalmente femeninas. Los estereotipos masculinos que relacionan al varón con el poder y la fuerza, la acción, el deporte, la inteligencia y profesiones atribuidas al hombre estaban también presentes en el 23% de la publicidad.

Otro estudio del Consejo, esta vez sobre la publicidad de productos del hogar, detecta estereotipos sexistas en el 79% de los anuncios analizados: 76 emitidos por la radiotelevisión pública autonómica en agosto y septiembre de 2007.

La publicidad, especialmente la de los productos de limpieza, sigue presentando explícita o implícitamente a la mujer como la persona encargada de asumir íntegra o principalmente las tareas de cuidado de la casa y la familia. Asumir responsabilidades familiares y la limpieza del hogar no es en sí mismo negativo ni discriminatorio, hacer unas excelentes croquetas tampoco, pero sí lo es que la publicidad atribuya a la mujer roles que no responden a la realidad de la vida de las mujeres o transmita mensajes sexistas que caricaturizan esa realidad y socavan su dignidad.

El Parlamento Europeo ha debatido últimamente largo y tendido este asunto, la última vez en el pasado mes de septiembre, en plena crisis mundial, concluyendo que acabar con los estereotipos de género y los mensajes denigratorios de la publicidad debe ser una prioridad del Consejo, de los Gobiernos y de los Parlamentos europeos.

La imagen que de las mujeres transmite la publicidad puede socavar todos los esfuerzos públicos y privados que estamos realizando para alcanzar lo que antes era un anhelo y ahora un derecho: la corresponsabilidad, la igualdad de hombres y mujeres en el ámbito público y privado. Es cierto que la dignidad humana, en especial la de las mujeres, y los estereotipos de género son conceptos jurídicos imprecisos, de manera que la dignidad y el papel de Puri queda en el limbo de lo opinable, por lo que se presta a los chascarrillos y chistes que han seguido a la retirada del anuncio.

Sin embargo, ante las dudas y mientras no asumamos criterios consensuados que permitan evaluar y medir el sexismo en la publicidad, cuando la ministra de Igualdad retira el anuncio la publicidad de las Letras del Tesoro no magnifica el asunto. Simplemente, cumple con su trabajo.