SEMANA DE LA MODA DE PARÍS

La sensualidad y el color, las claves de los diseños de Leonord

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La semana de la moda de Paris está en marcha y la crisis no puede empañarla. Colores alegres, vestidos cortos, muy vaporosos y con mucha alegría. Hoy le ha tocado el turno al diseñador Leonord. Faldas, bañadores e incluso ligeras transparencias en una pasarela llena de colorido.

Pantalones anchos, de amplios bombachos mil y una noches, minifaldas pero sobre todo vestidos, sobre tejidos estampados, cortos pero a menudo largos, holgados, volátiles, con aperturas laterales y en la espalda, y desde luego de colores, llenaron el Carrousel del Louvre de "maxivolúmenes".

Este era el hilo conductor que inspiró una silueta femenina hecha de lujo y sofisticación.

Inevitablemente generosa con el color, Leroy sembró beiges y arenas sobre fondo gris; malvas y parma junto a beiges; turquesas y marinos sobre tierras muy claros o fucsias, rosas y amarillos sobre fondo blanco, puntuados en ocasiones de malvas, azules, grises o rojizos.

Fueron pequeñas joyas floreadas, escotadas, con tirantes, de talle alto o bajo o con la cintura bien marcada, a veces con la espalda al descubierto, siempre sobre sandalias de tacón.

En el alto tacón, precisamente, coincidió Leonard con Barbara Bui, marca que abrió a continuación, en el mismo Carrousel del Louvre, su ritual estival 2009.

Construido aquí sobre conjuntos monocolores negros o blancos, en algunos casos marino y plata, con sugerentes detalles bordados en los tirantes de camisetas blancas de algodón, de corte tradicional o con profundo escote en V subrayado por gruesos ribetes bordados de pedrería.

Cazadoras de motorista de cuero negro, bordadas o claveteadas, minivestidos, pantalones anchos rectos o muy estrechos y ajustados, completamente slims, "desórdenes" de bordados ingleses, plisados, lazos "de serpientes y nidos de víboras" y puntillas de cuero dieron otro tono de feminidad resistente a la mujer Barbara Bui del verano próximo.

En los pies, serpiente pitón, lagarto, cuero y metal, para botines, zapatos de tacón y abundantes sandalias enrolladas hasta las rodillas en forma de botas altas.

Sexy también, pero ante todo en busca de una feminidad a flor de piel, Stella McCartney encontró su estilo en minivestidos, shorts y minitúnicas sobre turquesas, grises muy claros, verdes agua y celestes, a veces combinados entre sí, o en conjuntos blancos o grises, con efectos de transparencias muy gráficos.