Red contra pederastía
Una operación contra la pornografía infantil en Internet acaba con más de 120 detenidos y de nuevo las posibilidades de transmitir y compartir contenidos en la Red y los sitios de intercambio de archivos (P2P) son defendidos y censurados por unos y otros.
Actualizado: GuardarInternet no es culpable de la pornografía y la pederastia, sólo es un canal, y sus propias capacidades de exposición, difusión y colaboración permiten el delito, pero también su descubrimiento y denuncia. La colaboración ciudadana es una de las armas más eficientes de los investigadores; la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional y el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil reciben miles de denuncias cada año, al igual que otras webs como Protégeles.com. En la Unión Europea existen líneas contra estos delitos, muchas dependientes del programa Internet más seguro impulsado por las autoridades comunitarias.
Cada operación, con su riada de información, vuelve a hacer sospechar de la libertad de Internet y a menudo se incrimina a las redes de intercambio, los grupos y comunidades virtuales. Pero la culpa de unos no justifica el castigo de todos. En junio de este año, el fiscal general de Nueva York llegó a un acuerdo con los principales proveedores de Internet para purgar los servidores y contenidos de pornografía infantil y pederastia. Ayer mismo, Gran Bretaña anunció la creación de un nuevo órgano de vigilancia para proteger a los niños de la pederastia y otras amenazas. En la propia Red existen las herramientas para la persecución. La colaboración de los internautas es más importante que nunca y puede ser canalizada por similares canales a los usados para la distribución. Los expertos advierten de que la pornografía infantil aprovecha la larga mano de Internet para difundir sus contenidos y mantenerse en contacto. En la tecnología está también la solución, como ha demostrado Hispalis, el buscador de imágenes delictivas creado por la Guardia Civil en 2005. Pero las denuncias deben ser bien comprobadas, porque en varias ocasiones han mancillado a inocentes acusados en las siempre anunciadas como la mayor operación contra la pornografía infantil.