SORPRESA. Stomp dio frente al Ayuntamiento un aperitivo de lo que se pudo ver por la noche en el Gran Teatro Falla. / ÓSCAR CHAMORRO
Cultura

Asalto de ritmo en San Juan de Dios

Los bailarines de Stomp avanzaron ayer en la calle parte de su espectáculo, que se ve por primera vez en Andalucía

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Si Stomp tiene el ritmo en sus movimientos, Cádiz lo tiene en las ideas. Ese mismo compás y esa guasa vivieron ayer un interesante dueto en la plaza San Juan de Dios cuando los bailarines y músicos de Stomp ensayaban en la calle lo que el Gran Teatro Falla vería por la noche. Y se escuchó de todo. Eduardo, un clásico de los jubilados de la ciudad preguntaba si los nueve artistas -como nueve castillos- eran los nuevos fichajes del Cádiz C.F. Otro, que si esos cubos eran para hacer un buen puchero. Era hora de comer y «la tapita resultó bien buena» al menos para Daniel, bonaerense de vacaciones en la ciudad y que fue uno de los cientos de personas que sintieron ayer noche en el Gran Teatro Falla el pulso de una compañía que ha actuado ante nueve millones de espectadores.

De ellos se ha dicho casi de todo, incluso que tienen «antigüedad y solera», como afirmó ayer el el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, Antonio Castillo. «La percusión contagiosa, fabulosos, hipnotizantes, virtuosos de alto voltaje, compulsivamente divertidos»... Lo más importante de Stomp es que han elevado a la categoría de instrumento musical objetos de la vida cotidiana. Una caja de cerillas, el cubo de la basura, escobas... Eso, ocho personas y mucha inventiva para destilar la columna vertebral de un espectáculo de teatro sin discurso, humor sin guiones y ritmo sin música.

«Stomp no utiliza palabras, por lo que todos lo pueden entender y no tiene ninguna melodía en el sentido tradicional, por lo que no importa si usted es apasionado del jazz, la música clásica, el dance o el pop. El ritmo es el único lenguaje de Stomp», argumenta la compañía.

Espectáculo mutante

Esa reducción al mínimo común múltiplo de la puesta en escena permite a los actores mutar su espectáculo en cada representación. «El 40% de lo que se ve es pura improvisación», explicaba ayer en Cádiz Johannes Bohun, uno de los integrantes de Stomp que garantiza que una persona que vaya a ver la obra el lunes y otra el viernes van a ver algo totalmente diferente.

«No es un espectáculo donde cada uno esté siempre en el mismo sitio, gracias a Dios. Así se crea el mundo de Stomp», dice Bohun.

Realmente, la compañía son 12 bailarines-actores aunque en el escenario solamente se vean ocho. Cada día, los papeles rotan en un intento de evitar el desgaste tanto físico como artístico de los participantes.

«Todo depende del público, de su estado de ánimo, del nuestro, de las vibraciones que tengamos», explica una de las bailarinas, Laetitia Lawrence. Esa es la clave que ha llevado al grupo británico por 42 países de los cinco continentes en más de 10.000 representaciones. Ayer fue la primera vez que se dejaban ver en Andalucía y la prueba durará hasta el domingo en el Gran teatro Falla.

apaolaza@lavozdigital.es