Desafío geopolítico
El salvaje atentado contra el hotel internacional Marriott en Islamabad, que ha dejado un balance provisional de 53 muertos y más de dos centenares de heridos, coincide con el momento en que Estados Unidos, persuadido de que los talibanes han reorganizado sus fuerzas en las zonas tribales del noroeste de Pakistán, multiplicaba sus ataques con misiles desde la frontera contra los insurgentes islamistas. Pero el camión bomba cargado con 600 kilogramos de explosivo de gran poder destructivo rodaba hacia al hotel pocas horas después de que el nuevo presidente, Asif Ali Zardari, sustituto de Pervez Musarraf, anunciase su voluntad de seguir luchando contra el terrorismo, pero rehusando aprobar operaciones norteamericanas en su territorio. En un país que ha sufrido decenas de atentados terroristas y más de 1.200 víctimas en lo que va de año, la masacre del Marriot supone el desafío más sangriento del terrorismo islamista que intenta abrir en el corazón de Pakistán un nuevo frente de la guerra de Afganistán.
Actualizado: GuardarLos talibanes aspiran a doblegar al viudo de Butto en un país donde cuentan con importantes complicidades. Sin embargo, al intento de desestabilizar a la única potencia regional dotada de fuerza nuclear que colabora en la lucha contra el terrorismo, la comunidad internacional responde con la incapacidad de localizar a Osama Ben Laden y la falta de compromiso en el esfuerzo militar de frenar la escalada de los talibanes. La difícil coyuntura compromete a todos los integrantes de la coalición, incluida España, a abordar una urgente reconsideración de su estrategia militar y diplomática que les permita retomar la iniciativa en el área geopolíticamente más inestable del planeta.