Miguel Rivera afronta el encuentro ante el Cádiz con un equipo repleto de bajas

Podría parecer que, por su condición de recién descendido de Segunda, el Granada 74 es un equipo llamado a ser uno de los pesos pesados de la categoría. Pero lo cierto es que el conjunto rojillo ha visto reducido considerablemente su presupuesto, y sólo ha mantenido a dos jugadores de los que estaban la pasada campaña.

El resto de la plantilla ha sido conformada por un compendio entre futbolistas veteranos de la zona y otros salidos de la cantera.

Por ello, el conjunto entrenado por Miguel Rivera llega a Carranza con un cartel de equipo humilde colgado del cuello. No han comenzado mal las cosas, no obstante, para el conjunto presidido por Carlos Marsá. El debut liguero ante el Betis B se saldó con una victoria, y el equipo sigue vivo en la Copa del Rey tras superar las dos primeras eliminatorias.

Pero los problemas comienzan a aparecer para los granadinos, que acudirán a Carranza con un equipo de circunstancias debido a un importante número de bajas. A la ya conocida de Xisco Nadal, que se marchó el lunes al Levante, se suman las de Juanma Ortiz, que sigue recuperándose de una microrotura, Choco, también con molestias, Juanma Pérez, sancionado por la expulsión ante los sevillanos, y Bordi, que aún le restan varias semanas para recuperarse de una lesión que arrastra desde la pasada temporada. Además, Torres, con un golpe en la rodilla, y Juan Moreno, que tuvo que retirarse el miércoles del choque copero ante el Alzira por molestias estomacales, son duda para el encuentro.

Milla sería el sustituto natural del veterano Torres, pero la falta de efectivos provoca que el canterano Urtain sea el único delantero disponible, por lo que Rivera estudia la posibilidad de reconvertir al media punta Sergio Molina para que juegue como hombre más adelantado.

El que fuera técnico del Écija en los últimos años, ahora en Granada, habló ayer en los micrófonos de Punto Radio, donde señaló que «no queremos hacer el ridículo en Carranza, pero somos conscientes de que no somos favoritos».