no me gusta este pueblo; aunque sí
Daría lo que fuera por hablar u opinar de Jerez de la Frontera diciéndoles a ustedes lo que esperan leer; de hecho lo he intentado cada semana, he vivido en casi todos los barrios que Jerez me ha dado la oportunidad de conocer: he saboreado piodoce, Santiago, San Miguel, El Retiro, La Plata, Montealegre, la calle Lealas, etc...
Actualizado: GuardarUno piensa estar enamorado de las calles y las gentes con las que ha convivido: del sereno de piodoce, de las niñas cantiñeando por la calle Merced o Juan de Torres, de los caracoles de Pepe el del Retiro. De las espadañas de iglesias como Santiago, San Miguel o San Marcos. Al final es todo mentira; esta sigue siendo una hermosa ciudad de la que enorgullecerse ante los forasteros como cicerones; pero los jerezanos somos, seguimos siendo esclavos de que aquí venga IKEA, de que Domecq no se vaya del todo, del puñetero parque agrícola alimentario; de que, por fin, reparemos la desmemoria, un pelín asquerosa, que cometimos con la familia Ruiz-Mateos; que dejemos por fin de vendernos al mejor postor: por una sede de cofradía, por una peña flamenca, o una asociación de vecinos.
Que recordemos que la iniciativa, el trabajo, y el riesgo son parte indispensable de la riqueza de cualquier pueblo. Aquí se han aburrido empresarios honrados como Vicente Blanco, y han hecho fortuna especuladores de variada calaña amparados por todos sabemos quién.
Esta no es de las cosas que a uno le gustaría decir, pero casi se echa de menos a Pacheco, con la cabeza incluida.
Por eso traigo hoy a esta columna a uno de esos negocios que están a punto de tirar la toalla, aún siendo de los pocos negocios honestos y rentables de Jerez . Cuando un hombre como Juan el del Shema empieza a replantearse si merece la pena levantarse cada día para atender buenamente a sus clientes, algo tendremos que pensar los que pensamos que el dinero es eterno. También hoy voy a terminar con un poema de Lowry: Pienso en el paraíso con un poema de Lowry, bajo una taberna donde eternamente fían. Qué cerca están infierno y paraíso.