Un fallo en el timón provoca la muerte de más de veinte inmigrantes
Los supervivientes ya han sido identificados por la Subdelegación del Gobierno en Málaga, que ya ha inicido los trámites para su repatriación La barcaza navegó en círculo en vez de ir en línea recta a Almería Una mujer pierde a su familia en la travesía.
Actualizado: GuardarZarparon de Marruecos con destino a las costas de Almería cargados de ilusión, pero para más de una veintena de los 53 inmigrantes subsaharianos que iban en la patera fue un viaje sin retorno. Un problema en el timón de la frágil embarcación hizo que estuviesese dos días y medio a la deriva en el mar de Alborán. Entre 25 y 28 de las personas que iban a bordo murieron y fueron arrojadas al agua para eliminar peso. Fue una tragedia que no acabó aún peor porque el buque Isla de los Volcanes, que cubre la ruta Málaga-Melilla, rescató a los subsaharianos cuando estaban en muy mal estado y su situación era crítica.
Los 25 supervivientes, que llegaron al puerto malagueño sobre las once y media de la noche del lunes, ya han sido identificados por la Subdelegación del Gobierno, que inició ayer los trámites de devolución de veinte de ellos -17 hombres y tres mujeres- a sus países de origen. Los cinco restantes, como son menores -tres chicos y dos chicas-, se quedarán bajo tutela de la Junta de Andalucía tras habérseles practicado las pruebas oseométricas para determinar su edad.
El motivo de que la patera no llegara al punto de destino parece que se debió a que hubo un fallo en el timón, lo que provocó que la barcaza navegara en forma circular por el mar de Alborán en vez de hacerlo en línea recta. Eso alargó el viaje y originó que los inmigrantes se quedasen sin agua y, debido a la hipotermia, la deshidratación y a beber agua salada mezclada con gasolina, fuesen muriendo.
Los inmigrantes cuando fueron rescatados se encontraban agrupados en la proa de la patera y algunos estaban casi en el agua, con visibles síntomas de hipotermia. La localización de la patera se produjo a una milla de las aguas jurisdiccionales de Marruecos, por lo que se dio aviso a las autoridades marroquíes por si se fijaba un operativo de búsqueda de posibles supervivientes.
Una vez llegados a Málaga, miembros de Cruz Roja prestaron atención a los subsaharianos. Cuatro de ellos precisaron ser trasladados a centros hospitalarios. Uno tenía fiebre, otro sufría un esguince en un tobillo, otro una herida en una pierna que, al parecer, se le abrió tras haber sido operado recientemente de tibia y peroné, y al cuarto le dolía mucho el estómago, probablemente por haber bebido agua del mar mezclada con gasolina.
Los inmigrantes pertenecen a varios países: El Chad, Eritrea, Kenia, Nigeria, Ruanda, Sierra Leona, Zimbawe y Uganda, entre otros, lugares adonde serán devueltos, indicaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno.
Tras tener noticia de esta nueva tragedia sufrida por inmigrantes que trataban de llegar a las costas andaluzas, el presidente de la Asociación Andalucía Acoge, Ángel Madero, declaró que «la erradicación de la inmigración ilegal pasa por la adopción por parte de los gobiernos europeos de políticas de codesarrollo que se conviertan en la punta de lanza de las políticas que gestionen los flujos migratorios, ya que de esta manera se dejarían de poner al fin fronteras a la desesperanza humana».
"Fue horrible ver cómo arrojaban a sus hijos al mar"
«Cuando la atendimos estaba con una crisis de ansiedad muy fuerte. Desesperada y hundida. Fue horrible para ella ver cómo arrojaban los cadáveres de sus tres hijos al mar», relata a este periódico Luis Miguel Jurado, jefe del equipo de Cruz Roja que asistió a los 25 inmigrantes subsaharianos que llegaron el lunes por la noche al puerto de Málaga tras haber sido rescatados a la deriva en el mar de Alborán. Uno de los niños muertos, según dijo su madre, era un bebé. Además, al parecer, entre los ocupantes de la patera que perdieron la vida estaba también su marido.
Con ojos llenos de miedo al recordar las duras escenas vividas durante dos días y medio, perdidos en alta mar, sin agua ni comida y con miedo de caer al agua en cualquier momento, los supervivientes relataron como pudieron la odisea que padecieron en la embarcación.
«Nosotros hemos atendido a 25 inmigrantes y, según ellos, al partir de Marruecos, iban 53 personas a bordo de la patera», señala Jurado. Este integrante de Cruz Roja afirma que el lugar al que se dirigía la barcaza no era Málaga, sino las costas de Almería, pero que un problema en el timón hizo que navegaran de forma circular y quedaran a la deriva y a merced de mar. «En las pateras, aunque su velocidad no sea excesiva, suele entrar agua. Eso hace que la ropa de los ocupantes se moje y, si permanecen muchas horas a bordo, sufran hipotermia y sientan frío, sobre todo durante la noche», explica el jefe de equipo de Cruz Roja.
La situación se agravó ante la falta de agua potable. Para tratar de calmar la sed mezclaron agua salada con gasolina. Ese cóctel es muy peligroso, porque es un ácido que corroe y, además de un fuerte dolor de estómago, produce úlceras. En los niños todavía es más arriesgado tomar esa mezcla. Varios de los muertos en la patera era menores de edad. «A medida que los inmigrantes fallecían sus compañeros arrojaban los cadáveres al mar para aliviar de peso la embarcación y evitar que se hundiese más y entrase más agua».
La mayoría de las pateras que llegan a las costas andaluzas son marroquíes. «De todas las veces que he atendido a inmigrantes, esta es en la que había más subsaharianos», subraya Luis Miguel Jurado.