Óscar de los Reyes, anoche en la final del Concurso Nacional de Bailes por Alegrías. / VÍCTOR LÓPEZ
Concurso nacional de Baile por Alegrías

And the winner is... Óscar de los Reyes

El viernes, por segundo día consecutivo, el Baluarte de la Candelaria se vistió de flamenco. Pero ha sido otro público, diferente al de los Jueves Flamencos. La noche del 22, el emblemático recinto gaditano recibió a más de mil doscientas personas que acudieron para presenciar la final del Concurso Nacional de Baile por Alegrías organizado por la Peña Flamenca la Perla de Cádiz y su Aula de Flamencología.

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La amplia terraza se llenó a tope para la ocasión, y hemos visto a personajes del baile como Juan Ogalla, Farruquito, Manuela Ríos o Alfonso Losa, flamante ganador del primer premio de baile en el concurso de La Unión la semana pasada. De abril a junio se había realizado una criba minuciosa para seleccionar a cinco jóvenes finalistas, ganadores todos ellos por el mero hecho de haber llegado a esta etapa final, y también porque ya cada uno tenía garantizado un sustancioso premio en metálico. El primer premio ha sido para el sevillano Oscar de los Reyes del flamenquísimo barrio de las Tres mil viviendas, un joven maestro con años de experiencia al lado de figuras como Farruquito, Pilar Távora, Torombo o más notablemente, Antonio Canales de quien es familia. Con el cante de dos moronenses, David 'el Galli' y Moi de Morón, y la guitarra del jerezano Óscar Lagos, logró convencer al jurado compuesto por Pepa Mercé, Guillermo Boto, Jaime Montero y Rafael Morales, para llevarse 4.000 euros, diploma y un contrato del tablao El Cordobés de Barcelona. Pude charlar con él minutos después del fallo, y lo primero que noté fue su desbordante amor por el baile y su compromiso absoluto: dice estar decidido a presentarse en la próxima edición del concurso de Córdoba, «no para ver si quizás, si a lo mejor, sino para entregarme del todo, dar todo lo que tengo y luchar para ganar». También destacó que hay una nueva generación de jóvenes que están bailando muy bien, aunque su mayor admiración es para la saga de los Farrucos. Oscar de los Reyes dice que va a compartir el dinero del premio a partes iguales con su grupo, y sueña con algún día tener una compañía de formato grande en la línea de Canales.

El segundo premio ha sido para la sorprendente japonesa Kayoko Nakato, que no sólo logró convencer al jurado, sino que robó el corazón colectivo de todos los presentes con una excelente coreografía, pellizcos bien logrados, sus gritos de «¿vamo' allá!» y una encantadora sonrisa. Kayoko vuelve a casa con 3.000 euros, además de diploma y un contrato para el tablao El Cordobés, cosa que le viene de perlas, ya que vive en Barcelona con su marido catalán. Vestida de una hermosa bata de cola blanca y mantón a juego, bailó con soltura y seguridad, luciendo garbosos gestos típicos de la mujer andaluza que provocaron gritos de admiración del público que se puso en pie como una sola pieza al finalizar el baile.

Tercer lugar fue para Carmen González Rodríguez de Málaga, que igual que sus compañeras, hizo gala del manejo de la bata de cola, un accesorio que casi había caído en desuso y actualmente se está recuperando. Cuarto premio ha ido a Vanesa Coloma Suárez de Madrid, a la que a menudo hemos visto hacer compás para algún bailaor o bailaora, y que vino al concurso para reivindicar un lugar propio. Quinto lugar entre los ganadores fue otorgado al jovencísimo Naím Real Gómez de Cádiz. Vestido al estilo clásico de Paco Valdepeñas - elegante traje de calle y corbata - nos deleitó con su estilo lleno de sutileza, como se bailaba antiguamente, bonita estampa de flamenquería varonil. En el baile, el hombre siempre dispone de menos recursos que la mujer - la bata de cola, el mantón, el abanico, flores y pendientes son elementos vistosos que captan nuestra atención, pero el baile masculino depende casi exclusivamente del intérprete.

Mª Ángeles Españadero Merino de Caracas, Venezuela, que había ganado en el apartado de bailes libres, interpretó la brillante soleá que le valió el premio. Con una intensidad casi insoportable, elocuentes silencios y una mirada penetrante que recordaba a la gran Carmen Amaya, fue un excelente contraste a la tónica ligera de todo lo anterior.

Mientras el jurado deliberaba, pudimos disfrutar del baile de la bellísima gaditana María José Franco que lleva un par de años forjando su propio nombre después de una larga temporada de pareja con Antonio el Pipa. Alegrías, tientos tangos, soleá y bulería final, con elegante braceo, hermosos vestidos, oficio y conocimientos.

Aparte de estimular la afición joven, el concurso sirve para dar una idea del panorama más actual del baile. Puntos positivos: se están recuperando posturas antiguas recicladas como novedosas, y el nivel técnico sigue aumentando de manera exponencial. Puntos, al juicio de la que escribe, negativos: la mujer luce un estilo mucho más agresivo que antes, las nuevas coreografías están rizando el rizo y se está perdiendo la sutileza en el baile.

Y a todo esto, el rostro de La Perla en medio del escenario contemplaba los acontecimientos y sonreía contenta de ver a tanta juventud prometedora y ansiosa de triunfar en este difícil arte.