Cádiz C.F.

coincidencias

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on sereno realismo -como afirma Pablo- hemos de aceptar que, en estos momentos, debido al descenso de categoría, el Cádiz atraviesa por una comprensible situación de crisis que, como ocurre con todos los procesos de cambio, podemos afrontarla adoptando diferentes actitudes. Si es cierto que algunos cadistas se han instalado en una impasible apatía y otros en una desconsolada angustia, también es verdad que la mayoría ha preferido practicar una crítica responsable y han optado por participar activamente en su reconstrucción satisfaciendo el correspondiente abono. En esta ocasión, hemos de reconocer la feliz coincidencia que se ha dado entre los análisis de los críticos, las demandas de los aficionados y las decisiones que han acordado los directivos y los técnicos del club. En primer lugar, todos habíamos llegado a la conclusión de que, en la temporada pasada, el Cádiz no funcionó como equipo, no jugó como conjunto. Recordemos que ninguna de sus líneas cumplió con las funciones específicas que, en teoría, les estaban asignadas: los defensas estuvieron inseguros; los medios no crearon juego y los delanteros no tiraron a puerta. Como consecuencia, fue general el clamor que demandaba que se renovara la plantilla aplicando un criterio diferente al que siguieron aquellos funestos directivos. Todos pedimos que, en vez de nombres, se ficharan hombres y que, en vez de figuras en declive, se contrataran deportistas ansiosos por seguir creciendo; pedíamos una plantilla integrada por jugadores que, provenientes de la Segunda B, fueran capaces de oxigenar -económica y deportivamente- al club. Creemos que, mediante la aportación de esa sangre nueva que proporcionan los jugadores recientemente fichados, ya despejado el horizonte, ésta puede ser la temporada propicia para desechar esos hábitos viejos que nos amenazaban con un peligroso desmoronamiento de la institución.