TRISTEZA. Un grupo de refugiados intenta volver a la ciudad de Gori, la más castigada durante el conflicto bélico. / REUTERS
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Rusia cede y promete replegarse

Medvédev acuerda con Sarkozy retirar «gradualmente» las tropas de Georgia a partir de hoy

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Hoy va a ser un día clave para comprobar la disposición real de las autoridades rusas en relación con su declarado compromiso de lograr la paz y la estabilidad en el Cáucaso. Pese a multitud de indicios que muestran que el Kremlin acepta muy a regañadientes algunos de los términos del plan de paz propuesto por la Unión Europea, aunque en su conjunto sea mucho más favorable para Moscú que para Tiflis, el presidente Dmitri Medvédev le prometió ayer a su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, que la retirada de tropas rusas de Georgia comenzará hoy a mediodía.

Así lo acordaron ambos dirigentes en conversación telefónica y así se refleja en sendas notas de prensa distribuidas por el Kremlin y el Elíseo. París admite que la iniciativa de telefonear a Moscú partió de Sarkozy, preocupado por la actual situación sobre el terreno. El Ejército ruso continuaba ayer manteniendo su presencia en tres localidades georgianas, Zugdidi, Senaki y Gori. El Estado Mayor ruso admite además que sus unidades han ocupado la central eléctrica de Inguri, en el río que lleva el mismo nombre. La planta suministra fluido no sólo a Abjasia sino también a otras regiones del noroeste de Georgia.

El presidente francés ha subrayado que «la firma del acuerdo de alto el fuego de seis puntos por todas las partes, en último lugar lo hizo el presidente ruso, debe dar lugar a la retirada sin demora de todas las fuerzas militares rusas que entraron en Georgia después del 7 de agosto», dice el comunicado del Elíseo. El texto hace mención de la advertencia hecha por Sarkozy sobre «las graves consecuencias que la no ejecución rápida y completa del acuerdo tendría para las relaciones entre Rusia y la Unión Europea». El momento del repliegue será el mediodía de hoy.

Envío de observadores

Según el aviso informativo, los dos presidentes convinieron también que se inicie cuanto antes el envío de observadores de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) y seguir manteniendo conversaciones telefónicas diarias.

La nota dada a conocer por el Kremlin es mucho más escueta. Señala, sin hablar de horas ni de plazos, que «el contingente ruso enviado como refuerzo ante la agresión georgiana regresará a la zona de seguridad definida en 1999 por la Comisión Mixta de Control», órgano que se creó en 1993. Eso significa que las unidades del 58 Cuerpo de Ejército ruso vuelven a Osetia del Sur, no a la base de Mozdok (Osetia del Norte), que es donde habían estado desplegadas hasta ahora. Medvédev hace hincapié en la necesidad de que las fuerzas georgianas se instalen de nuevo en sus cuarteles sin pérdida de tiempo.

El número dos del Estado Mayor ruso, el general Anatoli Nogovitsin, dijo ayer que la retirada de tropas será «gradual» y cumpliendo en todo momento «su misión pacificadora». Nogovitsin aseguró que se ha detectado la presencia de «saboteadores georgianos» que, vestidos con uniformes rusos, «se proponen llevar a cabo todo tipo de provocaciones para sembrar el pánico entre la población civil de Gori». Por lo que se ve, si tales provocadores hacen acto de presencia, los soldados rusos tendrían un pretexto para demorar su salida.

El sábado, después de que Medvédev rubricara el plan de paz, su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, manifestó que el repliegue podría prolongarse más de lo esperado, ya que está siendo necesaria la aplicación de «medidas adicionales de seguridad». París aclaró ayer que el acuerdo auspiciado por la Unión Europea permite a las «fuerzas de paz» rusas patrullar no sólo Osetia del Sur sino también internarse unos kilómetros en territorio georgiano.

El secretario general de la OSCE, Marc Perrin de Brichambaut, afirmó ayer en Vladikavkaz, capital de Osetia del Norte, que el destino de la región debe ser «decidido por sus habitantes». Según su opinión, recogida por la agencia rusa Ria-Nóvosti, «los osetios viven en condiciones muy difíciles y el contexto de lo que ha ocurrido es bastante complejo».