«He sido torero. No quiero ser nada más»

Él fue el de las bellas locuras, el que se pasó por la barriga 14 años en los ruedos. En cientos de tardes tiró al aire la moneda del destino. Unas cayó de la cara de gloria, la de los abrazos y ramos de flores, otras -muchas, demasiadas- fueron de bisturí, gasas y anestesia. En el mundo nadie se atreve a decir que Pepín Liria (Cehegín, 1970) no es un tío, que no se ha ganado la gloria a pulso. Nadie osa cuestionar las dignas muescas de su revólver. Hoy le dirán adiós en El Puerto.

-¿Dejar de torear es para usted alivio o tortura?

-Ahora, conforme se acerca el final tomas conciencia de que la cosa se acaba. Es muy bonito, sobre todo por el cariño de los aficionados y los profesionales. Es una suerte lo que me está pasando.

-Ha vivido muchísimo ¿con qué se queda?

-Con la satisfacción de haber elegido ser torero. Estoy orgulloso de mi papel en la fiesta, contento de de irme y poder decir que soy matador de toros.

-¿Qué borraría?

-Absolutamente nada. Todo lo que me ha pasado me ha servido como acicate para creer en la lucha, el trabajo y el sacrificio.

-Esta tarde no le podrá hablar a los aficionados. ¿Qué quiere decirles?

-Gracias, gracias, gracias.

-¿Qué va a hacer ahora?

-Descansar y disfrutar de mis hijas. Las he echado mucho de menos y soy consciente de que me he perdido muchas cosas. Ahora quiero recuperar el tiempo perdido. Lo que pueda recuperar.

-¿Se equivocan los que dicen que se va a dedicar al golf?

-Totalmente. He sido matador de toros y no quiero ser más cosas. No tengo esa ambición. El golf me apasiona e intentaré jugar, mejorar y ser un buen amateur. No me va a llenar como el toro, pero será una buena válvula de escape.

-¿Con qué consejo se queda de todos los que le han dado?

-Ha habido muchos. Afortunadamente, siempre he tenido a mi alrededor buenos consejeros. Espartaco ha sido uno de los más importantes. Me ayudó a intentar comprender cosas de este mundo que yo no entendía.

apaolaza@lavozdigital.es