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Las tapas

No nos referimos a ningún artilugio para tapar algún cacharro; es ese bocadito de algo que siempre acompañaba a esa copa de vino o cualquier otra bebida al mediodía y que el tasquero depositaba sobre la copa, bien de queso, chorizo u otro algo que nos aguantaba hasta la hora de la comida cuando el estómago nos pedía algún refuerzo.

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Desde siempre Cádiz fue ciudad donde se tapeaba muy bien. Se pasó de la tapa de fiambre del almacenito a la cocina de los bares; de depositarla sobre el catavino a ponerla en la concha para la tapa, con su menudo, la sangre encebollada, un atún guisado, la berza... Todo acompañado de su trozo de pan -por aquello del barquito-. Quiero recordar que en muchos cocinas las que efectuaban los guisos eran las mujeres de los dueños del bar, y de verdad que lo bordaban.

También en algún tiempo, sobre todo en los barrios, había señoras que hacían en sus casas ollas para comidas, como caracoles, menudo...y las vendían en los bares, sobre todo en los que no ponían tapas; ello ayudaba más a su venta, casi siempre en domingos y festivos.

Desde hace algún tiempo se ha implantado la ruta de la tapa, aunque ya a base de platos con nombre más sofisticados, y que en muchos casos francamente no saben lo que te van a poner. Afortunadamente todavía hay bares que te siguen poniendo esas tapas gaditanas genuinas con su pan para rebañar. Lo malo de todo esto es que hoy eso del copeo se ha ido perdiendo debido a varias razones: se trabaja en jornada continua, se vive más lejos de los puestos de trabajo y lo peor es que hoy el copeo y el tapeo no está como se decía antes, con el NODO -al alcance de todos los españoles-. Aparte de que hoy a mucha gente joven les gusta esa llamada comido basura de los burgers.