«Haremos pan con semilla de hoy y de ayer»
El Bicho e Imán Califato se juntan esta noche para actuar hoy en Conil
Actualizado: GuardarEl flamenco errante, los ritmos afrolatinos y las letras lorquianas de El Bicho se fundirán esta noche con el sabor del mejor rock andaluz de Imán Califato Independiente, la mítica banda de los setenta que ha vuelto recientemente a los escenarios para demostrar que veinte años no son nada cuando «se trata de pasarlo bien y sentir la energía que fluye entre el músico y su público».
«Haremos un pan con semilla de hoy y de ayer», comenta ilusionado Iñaki Egaña, bajista del grupo que durante la Transición abanderó un género de naturaleza básicamente instrumental, en el que la guitarra flamenca, los ritmos árabes y los sonidos eléctricos se mezclaban a la perfección con altas dosis de improvisación.
La misma esencia que plasmarán hoy en el recinto de los Bateles de Conil de la Frontera en compañía de los que en 2008 son los «monstruos» que reinan en la música española. «Si yo tuviera su edad lo haría como El Bicho, están en vena, en fuerza y en creatividad», destaca Egaña.
A su regreso a las tablas, Califato Independiente ha descubierto que hay toda una generación que ha crecido con sus discos -sólo publicaron dos-, cuyos directos fueron en su día tildados como los mejores del panorama musical. Ahora, sin la ansiedad de la juventud y la experencia y la tranquilidad que aportan los años, Iñaki y sus compañeros suenan igual pero tocan diferente. «No abusamos del virtuosismo ni de las prisas. Hoy queremos preparar el ambiente y focalizar la energía para que cuando salgan ellos sea como una explosión».
Para los maestros es un «honor» tocar con los aventajados alumnos que forman el grupo El Bicho, que en 2007 editaron su cuarto álbum. A pesar de sus éxitos, es el gusto por la música, entendida como una expresión capaz de generar los sentimientos más bellos, lo único que desean «vender» a su público. «Empecemos a ser lo que queramos y digámosle al mundo cómo vivimos», reza el comienzo de una de sus canciones. Sin etiquetas ni ataduras, sus letras dibujan metáforas de la vida, hablan de la esperanza, de la alegría, de utopías. De que ojalá «la luna y el sol salgan algún día juntos».
El compromiso con el arte y con la estética del «corazón» ha estrechado los lazos entre estos dos grupos a los que les separa más de veinte años de historia. Para ambos, la plaza gaditana es una gran plataforma para lanzar su filosofía de «amor», esa que otros llamaban del «buen rollito», en clave musical. «Cádiz es la primera ciudad que nos ha acogido, venimos a los Caños de Meca desde hace muchos años y hemos tocado más veces aquí que en toda Cataluña», confiesa Carlos, bajista de El Bicho.
Quizá, dentro de 30 años, como sucede hoy con Califato Independiente, los ocho integrantes de El Bicho vuelvan a Conil para transmitir la religión que profesan a sus entusiastas fieles. «Nos vemos como hermanos y como amigos, ya sea tocando o no. Si se acabara también estaría bien, no hay camino para la música, la música es el camino», recita. Pasado, presente y futuro se fusionan hoy en una única melodía: «los latidos de quienes aman la música». Los que no la aprecian, que la sientan.