VUELTA DE HOJA

Soltar dinero

La crisis persistirá mientras no veamos muchas grúas y muchos hombres del frac. Si nos impiden endeudarnos, el dinero, que siempre ha tenido gustos nómadas, acaba por recluirse en sus siniestros cuarteles y deja de andar de mano en mano. Quienes lo venden, siempre por más dinero, han decidido no soltarlo y así no hay manera de salvar el bache, que es mucho más profundo que el pensamiento de nuestros economistas. Restringirle los permisos de circulación puede que sea una medida necesaria, pero nos está haciendo pasar muchas necesidades. Si el Gobierno no es capaz de aprobar los Presupuestos del año que viene no es difícil presuponer lo que puede ocurrir: que el vicepresidente Solbes quede despedido y que el PSOE catalán quede roto. Lleva mucha razón la Ministra de Vivienda -la razón entera no la lleva nadie- cuando dice que «lo importante es que las entidades financieras se decidan a dar créditos». Si no se mueve el mercado inmobiliario también se paralizan los otros, incluidos los de nuestro barrio.

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Le pregunté una vez a quemarropa, en un programa de televisión, a Aguirre Gonzalo, que algo debía de saber de finanzas: «¿Para qué sirve el dinero?». Las preguntas más tontas o más hipócritas suelen dar juego para las respuestas más inteligentes o más sinceras.

-El dinero sólo sirve para una cosa: para no tener problemas de dinero, me respondió.

¿Cómo sería este agosto olímpico, color azul vacaciones, con ferias y con toros y con turistas, si corriera el dinero? Hasta puede que estuviesen alegres dos personas difíciles de contentar, como el señor Montilla y monseñor Rouco. De momento, no sólo están disgustados, sino que pretenden, con indudable éxito, amargarnos la vida a quienes nos conformamos con menos.