Cumpleaños fatal

El mismo día que cumplía 19 años, y en su debut en unos Juegos Olímpicos, acabó en el hospital. Araceli Navarro se retiró llorando de la pista y muy molesta con el árbitro por no permitirle continuar su duelo con la americana Becca Ward tras sufrir una luxación en su maltrecho hombro izquierdo. Tras ganar su primer enfrentamiento, la joven tiradora española se despidió en la segunda ronda de treintaidosavos de final de sable de la peor manera posible.

Cuando perdía por 12 duelos a 7, la desgracia se cebó con la madrileña. Lo lógico era acabar derrotada ante la número dos del mundo, pero al menos habría deseado acabar para no tener una celebración de cumpleaños tan amarga. Pese a la lesión, quería seguir. Desconsolada, Araceli Navarro tuvo que ser arropada por sus compañeros, que volvieron a darle ánimos a su llegada a la Villa Olímpica después de su visita al centro hospitalario donde le recolocaron el hombro. «Ha llorado mucho», reconoció Ángel Fernández, el entrenador del equipo de esgrima que acompañó a Araceli al hospital y calificaba lo ocurrido como «un accidente».

Ya sufrió una luxación hace tres meses, y desde entonces llevaba una hombrera, ya que se le sale el hombro izquierdo. Ahora deberá pasar por el quirófano. La joven tiradora, atendida por el médico del equipo español -que tardó varios minutos en llegar al recinto porque le prohibieron la entrada por llevar pantalón corto-, rogó que le colocasen el hombro allí mismo, pero ya había pasado demasiado tiempo y el médico zanjó de raíz sus ilusiones.

Estuvo cinco minutos tumbada para que se le intentase reparar su lesión, y cuando volvió al escenario del combate sólo pudo hacerlo para decir adiós a su rival. «Hasta ese momento estaba tirando bien», se lamentaba el jefe de equipo.