MADURANDO. 'Junior' acaba de cumplir 35 años. / LA VOZ
Cultura

Otro Iglesias que canta

'Junior' actúa hoy en San Fernando junto a Carlos Baute en un concierto gratuito y dice que en España algunos lo consideren «un cantante guiri»

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Julio Iglesias Junior sabe, de entrada, que lo tiene crudo. Ese cliché televisivo de pícaro chistoso que ha cultivado con entusiasmo y dedicación lo convierten en un personaje a ratos gracioso, amable, descarado, cándido o angelical. Pero ahora la cosa va de vender discos y de llenar campos de fútbol. Y no es lo mismo que la señora te aguante el monólogo porque esa noche no ponen CSI, que tener que justificarle a EMI Music una inversión millonaria.

«Es cierto -reconocía el intérprete, en la jornada previa de su concierto en San Fernando junto a Carlos Baute que finalmente será gratuito-. En España algunos me miran como a un cantante guiri, como a un famosete que canta, cuando la verdad es que este es mi tercer disco en el mercado y la música es mi verdadera y única obsesión desde pequeño».

Su tarjeta de visita, ante la prensa, pasa por mostrarse tan natural, sencillo, espontáneo y campechano que acaba por inquietar. «Soy muy comunicativo, me gusta el jaleo, hago bricolaje y escultura, así que, por ahora, no pienso a renunciar a la tele, es una faceta más que me da mucha vida».

En los últimos años, Julio Iglesias Junior ha ganado en EE UU un reality sobre country, ha hecho telenovelas y algún cameo en el cine; ha sido modelo para Gant y ha participado en Mira quién baila y en El Show de Flo. Pero intenta combatir la etiqueta de famoso de ocasión con un tono más serio cuando se refiere a la música: «Llevo desde los 17 años trabajando en esto. Con mis discos anteriores hice dos giras internacionales maratonianas con las que pasé por India, Filipinas, Hon Kong, por toda Latinoamérica y por todos los EE UU. Otra cosa es que en España se me conozca menos como cantante, pero en eso estamos».

Da por hecho que el apellido importa, aunque se lo toma con filosofía: «Hay quien piensa, 'mira, otro Iglesias que canta', y es verdad. Llevamos lo de ser artistas en la sangre, y no pienso avergonzarme por eso. No voy a dejar la música porque mi padre sea un mito y a mi hermano le vaya así de bien, de lo cual no dejo de alegrarme, porque sus éxitos son los míos y sé que los míos son los suyos». Tanta cámara, es lo que tiene. Nunca ha entrado al trapo de la polémica y le cuesta jugar a las comparaciones: «Son estilos diferentes, aunque ellos dos son muy grandes, todo el mundo lo sabe».

Al final, vuelve a reivindicarse como un tipo sencillo: «No tengo ninguna excentricidad. Todo lo contrario. Mi mánager me dice que para ser artista debería dejarme caer de vez en cuando con algún capricho».

dperez@lavozdigital.es