¿La guerra adecuada?

La guerra 'adecuada', a gusto del consumidor, sería la de Afganistán, santuario de Bin Laden durante al menos cuatro años, retaguardia del terrorismo de Al-Qaeda y con estrechos vínculos y una fuerte comunidad de intereses y aspiraciones con los pastún del vecino Pakistán.

Los norteamericanos creyeron que la liquidación rápida del régimen talibán en Kabul en diciembre de 2001 y la entrada en escena de la Alianza del Norte habían terminado con la amenaza y todo sería fácil con la presencia de una fuerza militar limitada y una lluvia de dólares para apoyar la reconstrucción material y el proceso político reconciliador.

Pero casi siete años después, están sobre el terreno cerca de 80.000 soldados de una fuerza mixta y cunde la alarma. Por tercer mes consecutivo, julio será mucho peor para los occidentales que Irak: el ataque a una base en Kunar y la muerte el domingo de nueve soldados norteamericanos confirma el sombrío pronóstico: los talibán se rehacen y ganan en potencia y determinación.

Las últimas semanas han sido un río de sangre: atentados sangrientos, como el que mató a 35 personas el viernes, graves errores occidentales, como el bombardeo de una boda con 57 civiles muertos y una cólera social y oficial sin precedentes, una explosión ante la embajada de la India con muchas bajas también, el asesinato de varios funcionarios y el secuestro de un legislador.

Conclusión: Washington va a enviar rápidamente refuerzos y, en función del criterio militar aceptado de que el US Army no podría atender tres frentes a la vez (el tercero sería un ataque a Irán al que el Estado Mayor norteamericano se opone) serán brigadas de combate sacadas de Irak las que vayan allí cuanto antes (desde septiembre según el New York Times). A Afganistán, a ver si se gana 'guerra adecuada'.