Cuatro mil subsaharianos esperan turno en Marruecos para 'saltar' a España
Los inmigrantes malviven dispersados por la región de Oujda Las autoridades temen una avalancha de pateras este verano
Actualizado: GuardarCuatro mil inmigrantes aguardan en el norte de Marruecos su oportunidad para 'saltar' a Andalucía. Son subsaharianos y malviven en la región de Oujda, donde, disparates del destino, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, tiene previsto reunirse hoy con Mohamed VI.
Son cuatro mil desdichados que han sufrido toda clase de desventuras para llegar a Oujda, cuyas playas están estratégicamente situadas frente a Almería y Granada. Es la cifra que maneja la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía, probablemente la ONG que ha estudiado con más detenimiento el fenómeno de la inmigración en la frontera sur de Europa.
El cálculo no es caprichoso: está basado en la experiencia de los propios activistas de la organización humanitaria que han visitado las 'zonas calientes' y, en la medida de sus «modestas» posibilidades, echan una mano sobre el terreno. Rafael Lara es uno de ellos. Conmocionado por las sucesivas tragedias de Motril y Almería, que se han cobrado la vida de 29 personas, el portavoz en materia de inmigración de Pro Derechos Humanos está convencido de que los naufragios y las muertes no frenarán las travesías clandestinas. «Por desgracia, esto va a continuar. Los inmigrantes subsaharianos conocen cómo se vive en Occidente mientras ellos han de conformarse con un euro al día. El mensaje es 'disfrute de la globalización con un euro' y, claro, es imposible. Así que no les queda otra alternativa que dejar sus países para intentar alcanzar Europa», explica Rafael Lara, que ha visitado Mali, Camerún y otras naciones 'exportadoras' de seres humanos.
Los 'granos'
Allí ha visto las calles atestadas de 'granos', jóvenes forzados a mantenerse ociosos, mano sobre mano a todas horas de todos sus días. «Les llaman 'granos' porque se pasan todo el tiempo tomando café: no hay más que hacer. Y son miles», aclara.
Cuando se cansan de esa nada cotidiana y logran reunir un puñado de euros, se lanzan a recorrer el espinazo de África. Lo normal es hacerlo en los volquetes de camiones destartalados, pero también hay quien lo intenta a pie. Si sobreviven a los inhóspitos pedregales del Sahél -la franja central de África: un territorio lunar incompatible con la vida-, podrán aspirar a tener un rincón en una frágil lancha que, con suerte, les llevará hasta una playa andaluza.
Antes, los 'granos' habrán esperado su oportunidad en tierras marroquíes. Según Pro Derechos Humanos, ahora mismo puede haber unas cuatro mil personas en esas circunstancias. «Como es lógico, no podemos tener una cifra exacta. Pero nuestra última estimación es que hay alrededor de cuatro o cinco mil subsaharianos en la zona de Oujda, que es la que va a visitar hoy Zapatero. Si se acerca hasta la Universidad, podrá ver a estas personas: allí están atendidas por algunas ONG con las que nosotros colaboramos».
El cálculo de Pro Derechos Humanos no parece disparatado, dado que las propias autoridades marroquíes admiten que en el país hay unos 15.000 extranjeros en 'tránsito'. En España, ninguna fuente policial se atreve a aportar una cifra: dicen que es imposible saberlo. Pero también hablan de «miles» de desesperados y temen que lo peor está aún por llegar. La crisis alimentaria ha encendido una hoguera migratoria en África. «Va a ser un verano de pateras, de muchas pateras».
José Chamizo, el Defensor del Pueblo Andaluz, asume como referencia válida el cómputo de Pro Derechos Humanos y, al igual que la ONG, contempla el futuro con pesimismo. «Lo dije con el naufragio en Motril y lo repito ahora: van a seguir viniendo pateras. Las mafias existen y se están lucrando miserablemente con el tráfico de personas. Pero también es verdad que el verdadero motor de este drama es la pobreza extrema que azota el África subsahariana. La única solución es la cooperación para el desarrollo», defiende Chamizo.
En lo que sí están de acuerdo todos -Defensor, ONG y autoridades- es en que el fenómeno de las pateras ya atañe casi exclusivamente a los subsaharianos. Los magrebíes, que antes componían el grueso de las expediciones, se están convirtiendo en una excepción. Las organizaciones criminales prefieren a los subsaharianos, que están más desesperados y son más vulnerables a sus manejos.
Viajan sin patrón, lo que representa una ventaja para los delincuentes: se garantizan la impunidad. Si la Policía no tiene a quien detener, no habrá hilo del que tirar.