Flamenco mágico
La Merced acoge cursos de arte jondo donde no importan las fronteras «porque se enseña y aprende desde el corazón»
Actualizado: GuardarEl flamenco ya es un arte para todas las culturas. De hecho, en el Centro Municipal de Flamenco de La Merced, donde se han iniciado cursos de cante, baile y percusión, saben que están dirigidos a todo aquel que sienta pasión por esta fuerza intensa y emotiva, arraigada en lo más hondo de la tradición española, sin importar su procedencia, edad, o conocimientos. La cantaora Esperanza Fernández y el bailaor Miguel Vargas son los que han emprendido esta iniciativa, con el objetivo de dar un giro en la formación y profesionalización del flamenco. No importa el nivel que tengan los alumnos, ellos adaptan la enseñanza y tienen en cuenta el ritmo de aprendizaje de los mismos. Es por ello que ambos hacen hincapié en que no hay un tiempo determinado para que una persona se haga profesional del flamenco, sino todo lo contrario, cada persona es una historia diferente.
Tanto Esperanza como Miguel pretenden aficionar a sus alumnos en este arte e intentan transmitirles la magia del flamenco. «Todo lo que digo, viene directo de mi corazón, enseño con todo mi amor, y eso mis alumnos lo perciben, y les tranquiliza. Les digo que no hay que sentir vergüenza que todos somos iguales. Para cantar flamenco hay que abrir el corazón» explica Esperanza Fernández. Miguel Vargas insiste en que cada cultura tiene algo bueno, «Los alumnos latinoamericanos tienen mucho ritmo y saben mover muy bien las caderas, en cambio los japoneses poseen una disciplina muy rígida, y si algo no les sale practican el tiempo que les haga falta hasta conseguir lo que quieren».
En el curso nos podemos encontrar a alumnos de todo el mundo, de Suecia, Egipto, Japón, EE.UU, Holanda, España, y otros países más. Un ejemplo de ello es Neerma, de 29 años, que vino desde Egipto hace tres años para aprender a bailar flamenco. Ella le dedica 5 horas diarias a su pasión. «El flamenco es la mejor forma para expresarme» afirma Neerma.
Mayumi es japonesa y tiene 28 años, le emociona cantar flamenco. Lo que más le cuesta es la pronunciación. Este arte se ha convertido en un reto para ella. «Es mi vida» declara. El flamenco se siente, se vive, se ama, es un arte mágico.