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Europa deslegitima la farsa electoral de Zimbabue

Europa reaccionó ayer con extrema acritud a la farsa electoral de Zimbabue. El comisario Louis Michel, responsable de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, pronunció una declaración descarnada en la que se afirma que «habida cuenta de las condiciones en las cuales esta segunda vuelta electoral ha tenido lugar, no es posible reconocer la legitimidad del régimen que resulta del escrutinio. Es una victoria usurpada, muy lejana del espíritu de renacimiento que inspira a la África de nuestros días. Reitero el llamamiento a las instancias africanas competentes, en particular a la Unión Africana, a encontrar una solución política a esta crisis que tome en consideración la voluntad del pueblo zimbabuense expresada en condiciones democráticas aceptables».

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El jefe de la delegación de la Comisión Europea en Harare, Xavier Marchal, manifestó en el transcurso de una conferencia de prensa vía satélite, transmitida a la sala de prensa de la Comisión, que la población de Zimbabue, ya duramente castigada por la situación política creada por el dictador, va a verse sometida a pruebas aún más severas. Por esta razón, recomendó que Europa se mantenga «activa» en el país.

Esperanza

Marchal alentó a «esperar» a ver si cristaliza el proyecto de negociaciones entre Mugabe y su opositor, el ganador en la primera vuelta de las elecciones, Morgan Tsvangirai. El mandatario octogenario, Robert Mugabe, viajó ayer a Egipto para asistir a la cumbre de la Unión Africana. Su presencia, como sucedió el pasado diciembre en Lisboa con la segunda cumbre euroafricana, envenenó el encuentro, según referencias llegadas a Bruselas.

En la propia Europa comunitaria, las voces que se levantan contra Mugabe son cada vez más recias y contundentes. El ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, ha pedido la retirada de embajadores de la Unión Europea. Su voz viene a sumarse a la tradicional crítica de Reino Unido, que reclama acciones contundentes contra el régimen de Mugabe desde las expropiaciones de las grandes haciendas detentadas por blancos y su entrega a fieles del régimen. Una operación en la que radica, según no pocos analistas, el hundimiento económico del país.