Pepi, la madre de Güiza, la madre de España
El fútbol es algo más que un deporte, y lo que viene sucediendo en los últimos días así nos lo está confirmando. La gesta de la selección española, que hoy podría coronarse como campeona de Europa -aunque no lo haga es evidente que ya ha triunfado- ha servido para levantar el ánimo de todo un país en el que el Gobierno es el único que no sabe que estamos en crisis; ha servido para provocar una epidemia de banderas españolas por las calles sin necesidad de que haya convocada una manifestación del PP; y para acabar con los complejos de la izquierda y la derecha, y que no le bauticen a uno como facha por ondear nuestros colores al viento; nos ha servido también para confirmar lo soplagaitas que pueden llegar a ser nacionalistas como Urkullu, Tardá y Puigcercós, unos auténticos carajotes (para entender esto último que se hagan el curso de andalú de Luis Lara); o para comprobar que los Príncipes de Asturias tienen que ensayar mejor sus abrazos en público; para vengar el codazo de Tassotti a Luis Enrique y descubrir al mundo una generación de deportistas que, con su calidad y su convicción, nos pueden dar muchas más alegrías; y también nos ha servido esta Eurocopa Austria y Suiza para que toda España conozca a Pepi, la madre de Dani Güiza.
Actualizado: GuardarDicen que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, y en este caso no iba a ser menos. El éxito del futbolista jerezano es un ejemplo más de la grandeza de esas personas que, pese a su origen humilde, logran triunfar superando todas las adversidades.
Pepi ha sido en estos años testigo de la carrera meteórica de su hijo y ha visto como la casa se le iba llenando de trofeos y en estos días de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión, algo a lo que no termina de acostumbrarse. Ahora no hay quien le arranque de las manos la camiseta roja de la selección con el número 17 de Güiza a su espalda. Pepi se nos ha dado a conocer estos días como una matriarca que, tras mucho pelear en la vida, ha visto como, al final, de una manera u otra llegan las vacas gordas. Ha saltado, ha gritado, ha hecho el arquero como su hijo cuando marca un gol, nos ha hecho reir y emocionarnos. A Pepi no le ha sido necesario soltarnos un discurso académico sobre el significado de la felicidad, la hemos entendido perfectamente con sus pocas palabras y el reflejo de su rostro. Ha conquistado al equipo de Cuatro Televisión y todos los telespectadores con su sencillez y su verdad, y la madre de Güiza se ha ido convirtiendo poco a poco en la madre de España.
Aunque su confianza en Dani es máxima y siempre vaticina cuándo va a marcar el delantero jerezano, Pepi, como todos nosotros, debe estar ya hoy mordiéndose las uñas. Su hijo, nuestro admirado Dani Güiza, tiene muchas posibilidades de saltar al terreno de juego en la gran final frente a Alemania y eso en casa de Pepi se va a celebrar como si fuera el día de su boda. O más. Si marca Güiza, todos nos vamos a acordar, todos vamos a mirar hacia esa casa en San Telmo donde esta noche se reunirán los que quepan entre sus cuatro paredes. No es para menos. El éxito de la selección es también esta vez el éxito de una familia de la Zona Sur de Jerez que ha visto a uno de los suyos auparse como uno de los mejores futbolistas del mundo. Ahí es nada.
Si hoy ganamos habrá muchas fotos y momentos que recordar, y la explosión de felicidad y júbilo será inenarrable. La foto de Iker Casillas levantando la Copa, la de los jugadores abrazados, la de Luis emocionado... Hoy puede ser un gran día, pero si ganamos esperaré también mirando el reloj una foto que debe producirse unos días después, la del abrazo entre Pepi y su hijo, cuando Dani venga a Jerez a recibir el merecido homenaje de sus paisanos. Animo Güiza, ánimo Pepi, ánimo España. Seguro que podemos.