Ni chicha ni limoná
Los turistas arriban a Cádiz en súper cruceros anunciados como los más grandes del mundo. Llegan con la ecuación aprendida: Cádiz = Flamenco + Carnaval. No vienen para visitar Astilleros, ni Delphi, ni el muelle. No están tan informados como nosotros del cosqui que le dimos a Napoleón. Desconocen probablemente que existe La Viña, o el árbol del Mora o la piedra cuadrá. Vienen a lo que vienen, a ver lo que les han vendido: la ciudad cuna del flamenco, la ciudad reina de las coplas de carnaval ¿Y qué se encuentran? Nada. ¿Y qué hacen muchos? Pues como resulta que hay en el muelle una flota de autobuses al acecho, aprovechan y tiran para Sevilla, o para Jerez, hermosas ciudades que desde luego merecen más de una visita, no digo que no. Pero lo que tiene guasa es que se vayan a buscar cosas que aquí podríamos dar de sobra.
Actualizado: GuardarQue no, que no estamos preparados para el turismo. Y da la puta casualidad de que es la única puerta que nos están dejando abierta, miren sin ir más lejos el puntillazo de Altadis. Y Cádiz sigue en coma profundo. Ya no tiene cojones ni para luchar por su industria, ni para agarrar la guitarra o el bombo y hacer honor a su bien merecida fama de ciudad de artistas y músicos. Ni industrial ni turística, ni chicha ni limoná, entre dos aguas, pero aguas estancadas y meadas. Lo único que se nos ocurre es culparnos unos a otros y decir que si no hay flamenco es por culpa del carnaval, y viceversa.
Y la cruda realidad es que ni flamenco ni carnaval, nada. En primer lugar porque falta apoyo institucional, y en segundo porque faltan cojones para comerse el orgullo y asumir que lo de las Cortes pasó hace ya rato, y que lo que nos queda es vestirnos de faralaes y de mamarrachos para darle lo que pide al que trae la panoja.