BRINDIS. El presidente ruso, Dimitri Medvédev. / REUTERS
MUNDO

Medvédev se fija como objetivo combatir la pobreza y la corrupción

Quiere llegar a un acuerdo con Bruselas para que se reconozca a Rusia como parte de Europa

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Con motivo de la cumbre Rusia-Unión Europea, que hoy comienza en la localidad siberiana de Janti-Mansiisk, el presidente Dmitri Medvédev, concedió ayer su primera entrevista a un medio de comunicación occidental desde su llegada al poder, el pasado 7 de mayo. En declaraciones a la agencia Reuters, reproducidas por todos los canales de televisión rusos, Medvédev reconoció que su país se enfrenta a dos graves problemas, la pobreza y la corrupción. Al mismo tiempo, el jefe del Kremlin expresó el deseo de concluir un acuerdo «serio» con la UE que reconozca a Rusia como parte de Europa. Pese a insistir una vez más en que su política no se diferencia de la seguida por su predecesor y actual primer ministro, Vladímir Putin, Medvédev volvió a exhibir un estilo completamente distinto. En el reciente Foro Económico de San Petersburgo, el primer mandatario ruso ya tuvo oportunidad de mostrar un tono más comedido y sin las estridencias típicas de Putin.

A juicio de Medvédev, los principales peligros que amenazan al mundo son «la inestabilidad en los mercados financieros, el terrorismo y el crimen» a escala global. Según su opinión, para hacer frente a tales desafíos hace falta actuar conjuntamente en el marco europeo y también dentro del G8.

El presidente ruso, no obstante, alertó sobre la tentación de Occidente de intentar inmiscuirse en los asuntos internos de Rusia. «Las críticas desde el extranjero no influirán nunca en nuestra política exterior», dijo. «Los intereses nacionales, la libertad, la democracia y el derecho a la propiedad privada son las líneas maestras de la política exterior de Rusia», añadió el dirigente ruso.

A este respecto, Medvédev insistió en que coincide plenamente con la visión que tiene Putin de las cosas. Sin embargo, el nuevo mandatario ruso no profirió ninguna amenaza ni tampoco hizo uso del insulto o la descalificación. Algunos analistas siguen viendo en Medvédev un político con vida propia, liberal y, en cierta medida, democrático. Otros, por el contrario, consideran que es una «marioneta» de Putin y que, tal vez, nunca logre emanciparse. Lo que sí es cierto es que Medvédev tiene menos reparos que su mentor a la hora de admitir la realidad.

«Tenemos problemas específicamente rusos, la pobreza el primero de ellos, y aún no hemos logrado vencerla», manifestó. Dijo también que luchar contra ella es su prioridad inmediata.