FRENTE A SU ARTE. Serzo, ayer en Rivadavia. / A. VÁZQUEZ
JOSÉ LUIS SERZO ARTISTA

«Estoy harto de aguantar 'culturetas' elitistas y faltones»

Este 'enfant terrible' del arte español presenta en la Sala Rivadavia 'Los sueños de I Ming', una muestra original y heterodoxa que juega con el humor y la ironía

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José Luis Serzo no se ha bajado todavía del pedestal porque nunca ha necesitado subirse. Con 31 años y una larga relación de exposiciones, ferias y reconocimientos adornándole el currículum, este enfant terrible del arte español contemporáneo no se muerde la lengua para denunciar que «este mundo está lleno de falsantes, impostores y aprovechados, que juegan a confundir al personal con sus patrañas y que parten de la ignorancia o de la buena voluntad de algunos para vender su morralla al primer inocente que se presta».

Serzo, que expone desde ayer sus Sueños de I Ming en la Sala Rivadavia, tira a dar. Desde sus creaciones -insólitas, oníricas, irónicas, excepcionales- invita al público a participar en su «revolución»: «Entiendo el arte como un magma continuo, sin fisuras, entre la tradición y la vanguardia, que motive al espectador para que se anime a transmutar su entorno; que lo haga darse cuenta de que vive en un mundo potencialmente fantástico; que lo ayude a luchar contra los miedos y los prejuicios; que sea, en definitiva, una hermosa herramienta».

Esta filosofía personal no deja de ser una declaración de intenciones un tanto agresiva, sobre todo para quienes «se empeñan en considerar el arte como algo que hacen los genios para satisfacer las necesidades de una elite, de manera que así ellos siempre pueden encuadrarse, sin miramientos, en alguno de los dos grupos».

Por eso, sus dibujos, pinturas, fotografías, vídeos y objetos ofrecen un sinfín de lecturas: para los profanos, para los entendidos, para los expertos, para los que sólo quieren divertirse y para los que buscan el mensaje que «obviamente tienen».

Este ilusionista es, ante todo, un narrador. Sus exposiciones se caracterizan por desarrollar una historia poblada de personajes que se mueven entre la ficción y la realidad, lo imaginado y lo cotidiano, que cuentan con la literatura como un singular hilo conductor.

«Yo lo que quiero es que el espectador salga de la muestra con una sonrisa, y no con un puñetazo en la cara, como ocurre con otros artistas», apunta. «Ya basta de discursos impostadamente herméticos, autocomplacientes, elevados a empujones», subraya.

Para Serzo los culturetas son una especie de plaga bíblica que «hace mucho daño a la concepción popular de la cultura y a la aspiración de un arte universalista». Aunque, matiza: «Un cultureta no es alguien culto, por supuesto, sino que el matiz despectivo está en que es alguien culto que se siente superior por ello y, de modo consciente o inconsciente, quiere preservar ese clasismo para se-guir considerándose élite». «Lo que necesitamos -argumenta- es que un grupo de animosos y valientes den un golpe en la mesa y diga: 'el rey está desnudo, y eso no es arte'».

Quizá así, «podamos acabar con tanto complejo de superioridad, porque yo estoy harto de culturetas elitistas y faltones, que te miran por encima del hombro y te juzgan sin reparo». Amén.

dperez@lavozdigital.es