Opinion

Contra la pasividad

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na mezcla de negligencia y desinterés parece haber presidido la frustrada investigación sobre la muerte en Haití del periodista de Antena 3 Ricardo Ortega cuando cubría el intento de derrocamiento del presidente Aristide. Cuatro años después del tiroteo, el magistrado haitiano responsable de las pesquisas ha decidido archivar la causa con la genérica afirmación de que los disparos mortales no provinieron de los seguidores de Aristide. Los reporteros desplazados a zonas de conflicto son conscientes de los riesgos que conlleva una labor imprescindible para que la opinión pública poder conocer y discernir adecuadamente los hechos. Pero la asunción lúcida del peligro no exime en ningún caso del esclarecimiento de las circunstancias que rodean las muertes los periodistas.