SERIE. Uno de las pinturas que forman parte de la muestra. / LA VOZ
Cultura

El humor onírico de José Luis Serzo, desde el jueves en la sala Rivadavia

«Trato de que cualquier persona pueda entender el arte que hago. No me va el ser oscuro, snob o polémico. Pretendo llegar a la gente normal, de la calle. Lo malo es que, cuando no intentas ser como ellos, los culturetas se rasgan las vestiduras y dicen que lo que haces es pueril». Así de claro y contundente se muestra José Luis Serzo (Albacete, 1977) a la hora de resumir sus principios artísticos, los mismos que le han servido para construir uno de los universos creativos más insólitos y extraordinarios del panorama actual.

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Serzo expondrá en la sala Rivadavia, a partir de mañana, la última serie firmada por Blinky Rotred (su estrafalario y soñador alter ego), Los sueños de I Ming. Como en otras ocasiones, Serzo vertebra sus pinturas, dibujos, instalaciones y vídeos en torno a una historia eminentemente narrativa. Parte de una suerte de producción cinematográfica que discurre en su imaginación y luego levanta la muestra pertinente sobre los curiosos personajes que la protagonizan.

En Los sueños de I Ming, Rotred explica que conoció al pequeño I Ming «cuando volaba su cometa en la costa oeste del Mar Rojo». «Del pequeño amarillo aprendí, entre otras cosas, la secreta maestría de su vuelo, que reencarna la milenaria sabiduría y las tradiciones orientales», relata. A partir de ahí disecciona la supuesta vida cotidiana del chico y exhibe su imaginario desde formatos distintos y complementarios.

Los procesos que llevan a Serzo a elegir las ideas fundamentales de su trabajo son especialmente llamativas. El pasado año, en ARCO, presentó una exposición que trataba a personajes basados en la familia de su novia. «Encontré una foto vieja de un tío suyo, soplando, y lo convertí en Linuos, el rey de la isla Familasia».

Pinturas, dibujos e instalaciones que se mueven entre lo onírico y lo humorístico, y que no dejan jamás al espectador indiferente.

dperez@lavozdigital