La uniformidad
VUELTA DE HOJA Quienes más discrepan son los que en el fondo están de acuerdo. Se olvida que la di-versidad es la gran musa del mundo y que el peligro de llegar al pensamiento único es que se convierta en el único pensamiento. Las variadas y amenas situaciones que nos están ofreciendo gratis total en el XVI congreso del PP que se celebra en Valencia parecen ideadas por Kafka, en colaboración con Azcona.
Actualizado: GuardarSus principales protagonistas unas veces se ignoran y otras se saludan afectuosísimamente. Alternan muecas y sonrisas y en sus discursos muerden o se les saltan las lágrimas. Ensalzan a las mujeres o atacan a los llamados barones. María San Gil es la que más está brillando, pero por su ausencia, y nunca sabremos si los que aplauden a Acebes es como reconocimiento a sus servicios o porque están contentísimos porque se retira.
La búsqueda de la uniformidad es siempre larga y casi siempre inútil. ¿Qué se puede hacer con ella cuando por fin se la encuentra? ¿Estar todos de acuerdo para no tener que tomar ningún acuerdo? Hay que reconocer que la situación de estos espectaculares patriotas no es nada fácil. ¿Qué camino escoger?, ¿aproximarse lo más posible a las tesis de sus adversarios?, ¿permanecer leales a las que les llevaron a la derrota electoral?
España se diferencia de ella cada año. Ahora somos 46 millones y más de cinco son extranjeros, lo que representa un 11%. Viven con nosotros más rumanos que marroquíes y hay más concejales de urbanismo que políticos de verdad. Aún no hemos llegado a la «antropogénesis final», profetizada por Thailard de Chardin, pero no todo se andará y ahora se busca la uniformidad.
Incluso la uniformidad escolar regresa, bajo la bandera de la igualdad. La indumentaria siempre ha significado jerarquía. Antes se veían muchos uniformes por las calles: de curas, de militares, de carteros...