
El petróleo entra en las presidenciales
Con el precio de la gasolina superando los cuatro dólares por galón, los estadounidenses se han olvidado por completo de la guerra de Irak o de la política exterior de su país. En medio de una crisis económica que se ha cobrado cientos de miles de desahucios inmobiliarios y ha puesto patas arriba a la crema y nata de Wall Street, llenar el depósito del coche se ha convertido en una verdadera pesadilla.
Actualizado: GuardarPor esa razón, en medio de esta vorágine, los candidatos presidenciales se las están ingeniando para frenar la desorbitada escalada del oro negro y encontrar la metadona adecuada para que el país supere esta dura adicción al petróleo.
A comienzos de semana, el senador republicano por Arizona John McCain irrumpió en el corazón de Texas con una propuesta que dejó de piedra a más de uno, sobre todo si se tiene en cuenta que el ex veterano de Vietnam no hace más que intentar desligar su imagen de la del actual presidente, George Bush.
Durante su periplo por la capital del oro negro estadounidense, el senador no dudó en reconocer que «debemos embarcarnos en acabar con la dependencia del petróleo extranjero» a lo que añadió que «tenemos cerca de 21.000 millones de reservas amontonadas en nuestras costas». Por eso, animó al gobierno federal a levantar sus sanciones y permitir las exploraciones de crudo en alta mar.
Por supuesto, la hipotética situación se convertiría en un aviso pero antiecológico. Esto es debido a que sería una potencial amenaza para diversos parajes naturales y pondría en peligro el santuario ecológico del refugio del Círculo Polar Ártico.
De momento, parece que la bahía de Bristol, uno de los ecosistemas marinos más importantes del mundo, no se libraría del azote causado por la búsqueda de petróleo. Esta zona, junto con los mares de Beaufort y Chukchi, es la cuna que acoge a la mayor parte de osos polares, pero los cerca de 85.900 millones de barriles que el Servicio de Gestión de Minerales a MMS cree que existen bajo las costas estadounidenses suponen una moneda de cambio difícil de rechazar a cambio de salvar a estos animales.
Además, el veterano de Vietnam ha decidido intentar que Estados Unidos pierda el miedo a la energía nuclear y, por eso, aboga por la construcción de 45 nuevos reactores nucleares. También, dio a conocer sus intenciones de invertir 2.000 millones de dólares anuales en fondos federales para hacer el «carbón limpio una realidad».
Sin embargo, Barack Obama le saca ventaja en su intento por librar al país del azote de los precios del crudo. Una encuesta publicada ayer por 'Newsweek' daba a conocer el liderazgo del demócrata frente a su contrincante del 51% contra el 36%, una ventaja de 15 puntos.
El miércoles, Obama criticó el plan de energía de McCain que propone el fin de la moratoria a la extracción petrolera en las costas estadounidenses para reducir los precios del crudo.
«Si se implementaran las políticas de John McCain, agregarían 5.700 millones de dólares a la deuda nacional durante la próxima década. Eso no es conservadurismo fiscal, eso es lo que George Bush ha hecho durante los últimos ocho años», explicó Obama.
El demócrata aseguró que no hay «ninguna manera en la que, si se permite la perforación submarina, bajen los precios de la gasolina en este momento». Además advirtió que utilizar la Reserva Estratégica de Petróleo para lidiar con el problema de los altos costos energéticos sólo tendría sentido si hay una «gran alteración» en el abastecimiento.
Mientras la industria petrolera se ha convertido en el mejor aliado de los republicanos, el senador demócrata no ha dudado en buscarle las cosquillas a los grandes titanes del codiciado oro negro. «Haré que empresas como Exxon paguen más impuestos sobre sus cuantiosos beneficios y usaré ese dinero para ayudar a las familias a costear el consumo energético y otras facturas», reconoció el pasado lunes desde acto electoral celebrado en Raligh, Carolina del Norte.
En numerosas ocasiones Obama ha dejado claro que los estadounidenses «necesitan tener un presidente que no se deje llevar por quienes ya han invertido en el 'status quo'».