El nuevo PP
El Congreso del Partido Popular que se celebra en Valencia acoge hoy su jornada central, con la sesión plenaria para el debate de las ponencias, las intervenciones de Fraga y Aznar, la lectura de tres comunicaciones y de dos informes de los grupos parlamentarios europeo y del Congreso, así como los discursos de los candidatos -es decir, de Rajoy- y la votación y proclamación de la candidatura triunfante. Hoy es por tanto el día en que el PP, que ya ha resuelto con brillantez, aunque por un camino más bien heterodoxo, la cuestión del liderazgo, podrá empezar a transmitir a la opinión pública una imagen perfilada de su nueva andadura, que, de momento, asoma con cambios sustanciales. Mañana, se producirán varias intervenciones formularias que concluirán con las de la nueva secretaria general, Dolores de Cospedal, y del presidente electo, Mariano Rajoy.
Actualizado: GuardarDe un lado, el debate precongresual, aunque confuso, ha permitido a Rajoy sugerir con claridad una transformación de los postulados y de la estrategia, lo que no significa obviamente que flaqueen las convicciones. La polémica vasca, resuelta en apariencia en pro de un hombre de concordia capaz de hablar al menos con los nacionalistas y susceptible de entenderse con el PSOE sugiere que la gran formación de centro-derecha abandona sus encastillamientos radicales y podría aspirar en el futuro a reeditar pactos semejantes al del Majestic que Aznar firmó con CiU gracias a los buenos oficios de Rodrigo Rato. Asimismo, el breve recorrido de la legislatura actual permite observar que Zapatero ya no es para Rajoy un mediocre incapaz y mentiroso con quien no se puede acordar asunto alguno, de forma que podrían reconstruirse algunos pactos de Estado que nunca debieron romperse y que son particularmente necesarios en estos momentos de adversidad económica.
De otro lado, la elección de la secretaria general y de los tres vicesecretarios generales resulta simplemente prometedora. Cospedal, ex consejera de Aguirre, es una mujer libérrima, madre soltera por decisión meditada y admirable, con clara actitud integradora y moderna, que imprimirá al partido un aire inexorablemente nuevo. Ana Mato es asimismo una mujer valiosa con reconocida capacidad de organización. González Pons es un magnífico comunicador que nada tiene de reaccionario y que es capaz de lubrificar el sistema de relaciones del PP con los medios y con la sociedad. Y Javier Arenas, impulsor del delicado consenso con el PSOE sobre el Estatuto de Andalucía en términos muy semejantes a los del Estatuto de Cataluña, pragmático y jovial, es la persona más adecuada para conseguir un gran acuerdo territorial con los socialistas que consolide un nuevo y definitivo Estado de las Autonomías al límite de sus posibilidades y sin presagios apocalípticos de ruptura de España.
Así las cosas, y con estos buenos presagios en el ambiente, resultaría muy deseable que los mensajes que se emitan hoy y mañana se compaginen bien con estas mudanzas. Es manifiesto que nada de lo realizado agrada a los medios que en la legislatura anterior anclaron al PP al rencor y al pasado, lo que ya supone una garantía de que esta mudanza encontrará el respaldo de esta mayoría moderada que desea sinceramente que, en este país, los dos grandes partidos se alternen pacíficamente sin dramatismo alguno.
La opinión pública no asimilará en su integridad los profusos documentos que emanarán del Congreso, y de ahí que vayan a ser muy importantes los guiños y los gestos que se hagan. De ello dependerá que el PP resurja tras las nuevas caras o que la ciudadanía empiece a creer que, como en el refrán, son los mismos perros con distintos collares. Es reseñable el hecho de que Rajoy, que pareció hundido tras la derrota y desconcertado cuando hubo de padecer las críticas internas, ha sido capaz de gestionar la crisis en su provecho y de salir de este congreso reforzado y con nuevas energías. El galleguismo ejerciente del registrador de la propiedad le ha dado resultado, por más que a partir de ahora se le deba exigir más decisión, claridad y audacia.