Una feria flamenca para Arcos
El I Encuentro Flamenco en Escena, que ayer comenzó en Arcos de la Frontera, no guarda relación con las ferias comerciales al uso, como la que anualmente celebra FIBES en Sevilla y cuyos resultados han mejorado notablemente desde que coincide con WOMEX. La iniciativa que Curro Velásquez-Gaztelu y los suyos han puesto en marcha en su ciudad natal guarda más relación con el formato de la Feria de Teatro en el Sur que anualmente se convoca en Palma del Río y que se ha convertido en un lugar de encuentro inexcusable para los programadores teatrales y para los cómicos andaluces.
| Actualizado: GuardarEn Arcos, se ha calcado para el flamenco parte de su fórmula original: esto es, las compañías bajan su caché y las administraciones, principalmente la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Arte Flamenco, pero también la Diputación Provincial y, por supuesto, el Ayuntamiento, han sumado esfuerzo para lograr abaratar costes y optimizar la oferta, a la que no sólo tendrán acceso los profesionales sino el público en general: de hecho, tanto la gala inaugural como la de clausura serán gratuitas y abiertas a toda la población. No menos de 80 programadores -no sólo de España sino de otros países europeos¯acudirán a esta cita arcense, cuya programación tenía previsto dar a noche el pistoletazo de salida con El Gitanito Esquizofrénico, un espectáculo coral en el que, a partir del texto original de David Pielfort, Fernando González Caballos dirige un elenco que agrupa a artistas tan rigurosos como el bailaor Javier Barón o el cantaor José Valencia, entre otros. Antes, el cartel incluía el espectáculo tan pedagógico como imprescindible que Enrique Linera tituló Flamenkita, la niña que perdió el compás, que ya ha sido paseado exitosamente por numerosos centros escolares de la provincia. Al anochecer, debía contemplarse el excelente monólogo que Turdetania Teatro ha construido a partir de la vida, la obra, los sueños y las pesadillas de Pastora Pavón, La niña de los peines, en la línea de aquel teatro andaluz que cuarenta años atrás reivindicarán Teatro Lebrijano o La Cuadra. A la medianoche, le tocaría el turno al joven y brillante bailaor arcense Marco Flores que, tras su rotundo triunfo en el concurso de Córdoba del año pasado, volvía a casa arropado por Olga Pericet y Daniel Doña, en un montaje titulado Chanta la mui: cállate la boca, podría traducirse.
Hoy, viernes, el poeta y flamencólogo arcense José María Velásquez-Gaztelu, convida a las 21 horas a una conferencia multidisciplinar titulada El flamenco, música de la vida, en la que se verá escoltado por los artistas Juan José Amador, Mari Paz Lucena, Pepe Maya y Segundo Falcón. A las 22,30 horas, el grupo Búho y Maravillas reúne títeres y flamenco en algo más que un espectáculo infantil, titulado Los músicos de Brenes, tomando como punto de partida a los célebres músicos de Bremen. Los gaditanos Rosario Toledo y David Palomar, tirarán de José Torres para estrenar a las 22,30 horas Del primer paso, un nuevo espectáculo al que, a la medianoche, seguirá Cuando uno quiere y el otro no, un montaje de danza contemporánea y flamenco a cargo de los versátiles Marcos Vargas y Chloé Brúle, que hace justo un año, embobaron en plena calle al público francés de Mont de Marsan. Las perraterías de Tomás de Perrate y su banda, cerrarán la jornada, con la madrugada a cargo de un octeto con aires de fusión denominado Flamenco Small Band.
Mañana sábado, proseguirán las convocatorias, desde el Cibayi de Charo Cruz, a las danzas de la compañía de Puntillas con La botella vacía o los Tejidos al tiempo de Choni, para cerrar el domingo con el circo flamenco de los cacereños Albadulake, que presentan Majareta y el desternillante pero riguroso espectáculo del bailaor malagueño El Carrete, para desembocar en una sesión de dj's jondos. Entre las actividades paralelas, se incluyen instalaciones de José Téllez de Meneses, conferencias de Faustino Núñez, Antonio Murciano o la presentación de la llamada Nueva Frontera del Cante de Jerez 2008, a cargo de Gonzalo López y Alfredo Benítez.
Tres espacios distintos y una sola intención verdadera: convertir a Arcos en el mejor zoco posible para vender ese rasgo esencial de la cultura andaluza, que más allá del escalofrío también busca su consideración pública como industria.