LA PARCELITA

Llegó la crisis

Así, sin comerlo ni beberlo, ha estallado la crisis. Aquello que se anunció en la última campaña electoral y que nos parecía tan lejano no lo estaba tanto y ha llegado, vaya que si ha llegado. Durante los últimos meses, poco a poco, ha ido subiendo todo y, sobre todo, al subir el precio del petróleo, ha subido de manera desenfrenada la gasolina llegando a unos precios hasta ahora inusuales. Como consecuencia de todo esto se ha desatado lo que puede tener una gran repercusión en nuestra vida cotidiana, la huelga del transporte y el conflicto pesquero. No sé cómo se las arregla pero, por una cosa o por otra siempre, está de por medio Doña Magdalena.

| Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cuando la semana pasada se producía el comienzo del conflicto me sorprendió, por lo inusual y desproporcionada, la reacción popular. Todo el mundo acudió, como alma que lleva el diablo, y arrasó con todo lo que podía. Durante los primeros días de la semana desaparecieron de las estanterías de las grandes superficies la mayoría de los productos alimentación. La gente hizo acopio de todo. Me contaron que, en un centro comercial, una mujer arrastraba un carrito lleno de barras de pan, otra cargó con noventa litros de leche y por último una señora mayor se hizo con dos sacos de leche en polvo (sin duda pensaría que volvía el 36). Se terminaron los yogourt, el aceite y hasta las estanterías de los helados aparecían arrasadas, como si hubiera pasado un tsunami. ¿No les parece desproporcionado?

Creo que la situación actual es complicada, sin duda que lo es. El Gobierno ha intentado aplacar los nervios. Al parecer, y por lo que oímos en lo telediarios, está tomando medidas y, de momento, ha parado el primer envite pero el problema no está resuelto ni mucho menos. Solo pedir calma y sensatez a la población porque con estas reacciones lo que hacemos es agravar el problema.