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El avispero afgano releva a Irak
Un comando talibán asalta una cárcel y libera a 1.000 presos, 400 de ellos de la insurgencia
| Actualizado: GuardarTan sólo veinticuatro horas después de que la comunidad internacional aprobara una ayuda de 13.700 millones de euros para la reconstrucción de Afganistán en una reunión de donantes celebrada en París, un comando talibán realizaba una operación contra la cárcel de Kandahar y liberaba a 1.000 presos. La huida de los reclusos se produjo cuando ochenta insurgentes asaltaron la prisión después de que uno de ellos estrellara un camión bomba contra la entrada. En la ofensiva talibán se registraron tiroteos que acabaron con la vida de nueve policías, siete prisioneros y un civil.
La guerra de Afganistán se ha convertido en una especie de herida abierta que desde 2001 no ha parado de sangrar, la pesadilla que sufrieron los soviéticos la viven hoy los 60.000 soldados de las fuerzas de la coalición que bajo el mandato de la OTAN tratan de acabar con la presencia talibán.
La campaña contra Sadam Hussein y la actual postguerra en Irak habían eclipsado a un frente afgano que por primera vez -desde 2001-, según datos del secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, el mes pasado superó en número de soldados muertos, estadounidenses e internacionales, al iraquí.
En mayo, diecinueve militares - catorce americanos y cinco de las fuerzas de la coalición- perdieron la vida en Afganistán, dos más que en Irak. En la jornada de ayer, además, otros cuatro soldados estadounidenses perdieron la vida en Farah al explotar un artefacto al paso de su vehículo y ya son más de quinientas las bajas norteamericanas en los seis años de una guerra contra el terror en la que su hombre más buscado, Osama Bin Laden, sigue en paradero desconocido y por ello cada vez se amplía más la búsqueda hacia la vecina Pakistán.
Cuarenta naciones toman parte en la misión internacional en Afganistán. Mientras países como Estados Unidos creen indispensable reforzar la presencia en las provincias del sur y combatir abiertamente a los insurgentes, otros países como España prefieren hablar de la donación de más dinero, centrarse en la labor humanitaria y rehuir el enfrentamiento directo.
Esta estrategia opuesta resta efectividad al papel de una comunidad internacional que en 2007 vio cómo el número de atentados suicidas llegó a 138, una técnica cada vez más efectiva importada de la yihad iraquí y que tan sólo hace seis años no se usaba en este país. Por otro lado, según el último informe del Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, recogido por la fundación Athena Intelligence, «el 11% del país está bajo dominio talibán, el 31% lo controla el Gobierno central y el 58% los distintos jefes locales». Esto provoca que la presencia de las autoridades de Kabul siga siendo nula en 36 de los 376 distritos en los que se divide Afganistán siete años después del supuesto colapso talibán.
Mayor compromiso
Kandahar fue 'liberado' por los americanos el 7 de diciembre de 2001, pero nunca ha dejado de ser un feudo talibán. De los mil presos fugados el viernes, los responsables de justicia afganos calculan que al menos cuatrocientos pueden ser miembros de la insurgencia y, según un portavoz talibán, «ya están sanos y salvos en sus refugios».
La dureza de los bombardeos de la OTAN -que causan también numerosas bajas entre la población civil- y el despliegue del Ejército afgano por todo el país obligaron a los talibanes a cambiar de estrategia de combate.