Los peritos del ácido bórico admiten que vincularon a ETA con el 11-M por suposiciones
La base científica del informe fue: si el producto en cuestión sirve para ocultar el hedor de los pies, los terroristas también podrían haberlo usado para enmascarar el olor de los explosivos
| Actualizado: GuardarLos peritos de la policía que se apoyaron en el ácido bórico para vincular a ETA con el 11-M desvelaron hoy ante un tribunal la base científica del polémico informe que se convirtió en uno de los soportes de la teoría de la conspiración: si esa sustancia sirve para enmascarar el hedor a pies o para conservar las gambas, entre otros usos domésticos, ¿por qué no iban a utilizarlo los islamistas y los etarras para ocultar el olor de los explosivos o para mantenerlos en buen estado? Hipótesis defendida, eso sí, tras reconocer que no hay un solo antecedente en la historia policial de que el bórico se haya usado en relación con los explosivos.
Esta es la tesis científica que expuso ante la Sección Decimoquinta de la Audiencia Provincial de Madrid Isabel López Cidad, una de los tres funcionarios que apuntaron la posibilidad de que ETA interviniese en la masacre de Madrid porque en la casa de un islamista en Tenerife y en un piso franco de la banda vasca registrado tres años antes se halló ácido bórico .
Aquel informe ha llevado a los cuatro máximos responsables de la Comisaría de Policía Científica al banquillo, acusados de delitos penados con hasta nueve años de cárcel (falsedad documental y encubrimiento) por haber suprimido las referencias a ETA basadas en las conjeturas del ácido bórico. Desde el banquillo, el comisario general de la Policía Científica, Miguel Ángel Santano, el jefe de la Unidad de Análisis, José Andradas, el secretario general, Pedro Luis Mélida y el jefe del Laboratorio Toxicológico, Francisco Ramírez, escucharon hoy entre sonrisas las explicaciones y los ataques de López.
La perito se esmeró en sembrar dudas sobre el trabajo de la Comisaría General de Policía Científica en la investigación de la masacre de Madrid. Dijo que en ese departamento «después del 11-M pasaban cosas muy extrañas» e insistió en descalificar a sus superiores. Tal y como hiciera el miércoles el principal autor del polémico informe, Manuel Escribano, Isabel López acusó a sus jefes de haber alterado el documento para suprimir las referencias a ETA por orden de la «superioridad», a pesar de conocer que este informe era ya «oficial» y no un mero borrador como han sostenido durante el juicio los acusados.
López y el último de los peritos que firmó aquel documento sobre el bóric , Pedro Manrique, reiteraron que en la Comisaría General de Policía Científica no era habitual que se ordenara alterar los informes una vez elaborados.
Certezas, no posibilidades
El contrapunto a los dos peritos del ácido bórico que declararon hoy lo dieron sus compañeros de laboratorio que también pasaron ante el tribunal como testigos. Entre ellos estaba Javier Herrera, el perito que analizó las muestras de ácido bórico encontradas en el piso franco del comando Madrid en Salamanca en 2001.
Herrera admitió que le comentó a Escribano, a título personal, la «casualidad» de que esta sustancia apareciese en los domicilios de islamistas y etarras. Pero nada más. Dijo que, ante la falta de pruebas para vincular a ETA con el 11-M basándose en el ácido bórico, él «nunca» habría introducido menciones a la banda terrorista vasca en un informe sobre los atentados de Madrid, porque en una pericia sólo puede haber «certezas, no posibilidades».
Otros dos funcionarios más pasaron por el estrado como testigos y declararon que, en su opinión, los mandos de la Policía Científica no cometieron irregularidades ni en la custodia de las pruebas ni a la hora de modificar un informe que, insistieron, no era más que una propuesta.