Opinion

Color esperanza

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erez huele diferente por cada esquina. La ciudad tiene luz y alegría aunque con una pizca de tensión y respeto. El Xerez se juega la vida el domingo y en las calles se respira ambiente de Primera División pese a no jugarnos el oro. El personal se deja los codos en las barras de los tabancos hablando de fútbol. ¿Cómo huele Jerez, madre mía¿ Me mola, me pone y me excita mas que ver besándose a María Escario y a Fernández de la Vega. Es el último escalón futbolístico que nos queda con permiso de la selección española. El domingo sufriremos, que no lo dude nadie, pero es que esta historia torcida escrita por el divino no podía acabar de otra manera. Cuando termine el partido, no me quiero imaginar los abrazos, el llanto y la satisfacción de haber vencido a fútbol en su versión más espantosa. Imaginando, pienso en un Chapín sin césped al caer la tarde del juicio final plagado por gente que bese ese tablero de ajedrez que nos ha tenido en jaque durante tres cuartos de temporada. Antes, el domingo por la mañana, la ciudad se vestirá de una víspera que ni los más optimistas soñaban hace tres meses. Jerez tendrá el color mas bonito posible para la ocasión, rompiendo una vez mas todos lo esquemas habidos y por haber. Y es que desde hace muchas jornadas, el verde dejó de ser el color de la esperanza. La esperanza pintará miles de caras al despuntar el alba. Esa esperanza, y con permiso de La Plazuela, será por una vez azul y blanca. Azul color del cielo, lugar de mil milagros. Blanco color de infancia, el de la cantidad de criaturitas que en su primer año de vida se fotografiaron con un escudo y un nombre que espero siga vivo a las ocho de la tarde del último día de la semana. Por Jerez, por los sentimientos, por su historia, por nosotros, por los que se fueron, por los que vendrán, por los recién llegados, por los que idolatran este sentimiento, por los que pronto se irán, por los oficialistas, por los vetados, por lo que nos conocimos en una abrazo por culpa de Antoñito, por los que lloramos por ese club, por vuestros abuelos que nunca lo vieron en Primera. Jugadores, ¿por vuestro padre!, en vuestras manos encomendamos nuestra ilusión y nuestra historia. El futuro depende de vosotros. Ahora más que nunca no estáis solos. Azul color de la esperanza.