Fallece la bailarina Mariemma, el referente de la danza española
La bailarina, coreógrafa y directora de danza Mariemma, uno de los grandes referentes de esta disciplina artística, falleció ayer martes a los 91 años en una residencia de Madrid. La célebre bailaora, que actuó en los más importantes escenarios del mundo, nació en Íscar (Valladolid) y se llamaba, en realidad, Guillermina Martínez Cabrejas. La capilla ardiente quedó instalada en el Tanatorio de la M-30. Sus restos mortales recibirán sepultura mañana miércoles en el cementerio de la Almudena. Para el alcalde de Íscar, Alejandro García Sanz, Mariemma era lo «más grande que ha tenido España».
Actualizado: GuardarEn 2002 donó su legado artístico a su localidad natal, tras el compromiso del Ayuntamiento a poner en marcha el Museo Mariemma. Ella misma se implicó en el proyecto prestándose a catalogar y ordenar las piezas. El centro abrió sus puertas en febrero de 2007.
Entre jotas y sevillanas
Considerada como una de las intérpretes más puras de la danza clásica, fue su madre quien la enseñó a bailar jotas y sevillana cuando vivían en París. Allí, con muy pocos años, se matriculó en el teatro Le Chatelet, donde pronto despuntó por sus dotes artísticas. Mariemma se dio a conocer con la coreografía El amor brujo, de Falla, que compuso en 1936 para el Ballet Nacional y que se representó con gran éxito en la Ópera de Rouen y en la de Burdeos. En 1940, finalizada la Guerra Civil, regresó a España. Actuó en el madrileño Teatro Español y en varios puntos de nuestra geografía.
A finales de esta década, emprendió una gira por Latinoamérica, Estados Unidos y Norte de Europa. Actuó junto a Leonide Massine en el Teatro de la Ópera de Roma y fue bailarina invitada del Gran Ballet del Marqués de Cuevas.
En 1950 le concedieron el Premio Nacional de Danza, y dos años más tarde la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes. Fue primera estrella en la Scala de Milán y el Teatro de la Ópera de Roma. En 1955 fundó su propia compañía, Mariemma, Ballet de España, que llegó a contar con medio centenar de profesionales. Cinco años después, en 1960, impartió clases en su Escuela de Baile, donde dividió la danza en cuatro categorías: escuela bolera, folclore, flamenca y danza estilizada. «Me entusiasma enseñar», solía repetir en las entrevistas