El año de los paros
Acabamos de montarnos en el tobogán de las huelgas. Hacía tiempo que se venía diciendo que el 2009 sería el año de los paros laborales en España. La causa, que se originó hace varios años, no es otra que la necesaria convergencia con Europa. Están convergiendo los precios pero no el poder adquisitivo. Un café ya vale lo mismo en Cadiz que en Montpellier, pero no gana lo mismo el camarero gaditano que el francés. La crisis ha hecho que la época que huelgas empiece un año antes.
Actualizado: GuardarLa primera de ellas, la huelga de transporte, tiene, en mi opinión, tres causas principales: La subida del petroleo, la bajada del trabajo de los transportistas y la falta de competitividad española.
El petróleo ha subido nuevamente y probablemente lo seguirá haciendo. Se suman varios factores para ello. En primer lugar dependemos de la OPEP que está compuesta por muchos países que son de poco fiar. En segundo lugar, estos países, al no existir una alternativa al petróleo, no temen restringir las ventas de crudo. Por último, cuando el petróleo sube, indefectiblemente las empresas extractoras y el Gobierno ganan más dinero. Unas al facturar y el otro al recaudar el IVA. ¿Hasta cuando durará esto? La respuesta la tiene Estados Unidos. Los altos precios del petróleo son buenos para mantener la devaluación del dólar, que a la postre hace de EE UU un país mucho mas competitivo.
A parte de la coyuntura internacional, se da un problema doméstico: los transportistas tienen mucho menos trabajo. La actividad ha caído en picado, debido principalmente al desplome vertical que sufre el sector de la construcción. Además, en el mes de mayo, la venta de vehículos industriales se ha desplomado un 50%.
Ahora muchos transportistas salen a la huelga, ya que sin trabajo, no tienen nada que perder, y eso les proporciona mucha fuerza. Lo normal sería que una subida de los precios de los combustibles se trasladase automáticamente a las tarifas que los camioneros aplican a quienes contratan sus servicios. Esto resolvería prácticamente todos su problema. ¿Por qué no ocurre esto? Porque el sistema no es eficaz. La falta de competitividad española se nota especialmente en los momentos de crisis.
Si sumamos todos estos elementos, tenemos montado un conflicto duro y caro. Duro, porque los transportistas tienen la fuerza de aquel que no tiene nada que perder. Y caro, porque al no estar convenientemente regulado el derecho de huelga en España (otra de nuestras mayores faltas) pueden hacer que las consecuencias de ésta las paguemos todos.
¿Cuál es la solución? En epoca de crisis los gobiernos deben actuar rápido. A corto plazo el Ejecutivo debería ayudar a los transportistas a salir del atolladero, por ejemplo, con una reducción de impuestos al carburante para profesionales. Prefiero que el gobierno recaude menos impuestos una temporada a que se puedan arruinar los transportistas. La medida debe tener un plazo limitado, hasta que el sector esté regulado. La economia debe ser competitiva, el sector del transporte debe ser competitivo y el transporte debe ser solvente sin necesidad de subvenciones.