SALUDOS. Rajoy y Arenas conversan con simpatizantes el pasado viernes en Jerez. / EFE
ESPAÑA

Rajoy recupera apoyos mientras sus críticos han reducido la presión

El conflicto del PP volverá a agravarse en el congreso si el líder no anuncia un comité ejecutivo con todos los sectores

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El acto de adhesión de los barones territoriales celebrado en Valladolid y el debate esclarecedor del comité ejecutivo del PP permitieron a Mariano Rajoy recuperar oxígeno esta semana. Al mismo tiempo, el sector crítico se vio obligado a bajar el pistón al ponerse de manifiesto que es todavía muy débil y está disperso.

Seguramente, de haber sabido que la discusión interna entre fieles y díscolos se saldaría con un balance tan positivo para él, Rajoy no habría esperado tres meses para convocar una reunión de su equipo de dirección. La intensa e histórica sesión sirvió como terapia de grupo y resultó ser un bálsamo para los sectores en conflicto. La mayoría afín al líder recuperó la moral perdida en la grave contestación interna que padeció semanas anteriores y respiró aliviada al comprobar que los críticos son pocos y, además, no cuentan con un líder capaz de aglutinarlos.

Desahogo

Para la minoría discrepante supuso un desahogo poder expresar sus opiniones abiertamente ante sus compañeros y, al mismo tiempo, gozar de un protagonismo inusual para quienes siempre han estado en segunda fila. Quedó claro para muchos que Juan Costa tiene escasas posibilidades de conformar una candidatura alternativa no sólo por su escaso 'sex appeal' como líder político sino por las dificultades que está encontrando para reunir los 30 vocales que necesita. «Costa es un caballo perdedor», afirma un alto cargo territorial.

Al margen de la posición casi marginal en la que ya se encuentra el sector de Esperanza Aguirre -de casi imposible integración-, a los críticos les sirve de consuelo el papel testimonial desempeñado en este difícil trance porque creen que podrán aparecer, en el futuro, como precursores de un fracaso que consideran anunciado. Por el momento, se han limitado a replegar velas y esperar a la cita de Valencia.

La duda se proyecta ahora sobre el silencio de quienes no intervinieron en la reunión o ni siquiera participaron en ella, como el ausente portavoz del grupo parlamentario europeo, Jaime Mayor Oreja, o el silente secretario general saliente, Ángel Acebes. Otros directivos 'mudos' confiesan que renunciaron a expresar sus opiniones por miedo a ser clasificados en uno u otro bando.

El miedo a que las banderías y los enfrentamientos personales -tan presentes estos días- dejen secuelas irreversibles en la convivencia futura de la familia popular está muy presente en la mente de los políticos más bregados, que apuestan por mantener prietas las filas para preservar la precaria paz interna hasta el cónclave.

Hay una amplia coincidencia en el PP en que, hoy por hoy, el líder del partido goza de una tregua en esta etapa de transición hasta el congreso, pero también se sabe que se trata de un respiro con fecha de caducidad. «Se reabrirán gravemente las hostilidades si la nueva dirección que forme el candidato no satisface a todos», adelanta un experto miembro del 'aparato', en plena coincidencia con el análisis que hacen no pocos dirigentes. El día 'D' será el 21 de junio y la hora 'H', la vespertina cuando los compromisarios tengan en la mano la candidatura que habrán de votar.

Establecido que la continuidad de Rajoy es la solución «menos costosa» para el PP -tal y como señaló Fraga en una entrevista en Telecinco-, Rajoy puede retomar impulso con el apoyo de los líderes territoriales que le allanaron el camino en Valladolid pero tendrá que acomodarse a sus exigencias.