«Hay que mantener las humanidades porque necesitamos líderes de pensamiento»
«Tenemos la mejor generación de jóvenes investigadores»
Actualizado: GuardarHa sido uno de los fichajes estrella del Gobierno de Zapatero. Cristina Garmendia, donostiarra y de 44 años, se estrena como ministra de Ciencia e Innovación con un mensaje en apuesta por un cambio cultural sobre el modelo económico basado en el conocimiento. No tiene carné del PSOE, pero destaca su compromiso con este proyecto. Tras una trayectoria brillante en la gestión empresarial en la biotecnología, reflexiona sobre el empuje de la sociedad civil para no perder el tren del futuro. Dirige un 'superministerio'. Su despacho es el puente de mando de toda la ciencia española, desde la Universidad hasta la empresa, el lugar desde el cual intentará pilotar el cambio hacia la economía del conocimiento.
-No tiene carné del Partido Socialista, pero colabora como ministra con el proyecto político de José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Qué es lo que le ha movido a dar este paso?
-Lo que a mí me mueve a participar en este Gobierno es precisamente el compromiso con las ideas que comparto con el presidente Zapatero. Comparto su visión y la estrategia de cómo modernizar este país y cuáles son las herramientas y los instrumentos que hay que desarrollar para hacerlo. Y, como comparto plenamente con él esto que es tan importante, tengo el compromiso de ayudar a hacerlo en la parte que me toca al frente del Ministerio de Ciencia e Innovación.
-Usted viene del mundo de la empresa y de la innovación, pero el mundo de la política se rige por unas reglas de juego a veces muy duras. ¿No le da cierto temor adentrarse en ese territorio tan distinto?
-Sin duda, he de confesarles que es un terreno distinto, pero precisamente, y es una palabra que caracteriza al presidente pero que viene muy al caso, el talante es necesario y la búsqueda del consenso también. Para formar parte de un Gobierno es muy importante tener la conciencia de que tienes que construir el país a través de las acciones del Gobierno, con lo cual las relaciones interministeriales, aunque a veces son complicadas, son absolutamente necesarias y también con las comunidades autónomas. Hay que entender cada una de ellas con su singularidad, no creo en las recetas únicas, hay que entender las distintas identidades, y potenciar todos los sumandos. En un momento en el que estás alineado con el eje de la comunidad autónoma es mucho más fácil arrancar consensos.
-Hay comunidades autónomas que tiran claramente de la ciencia española, como Madrid, Cataluña, el País Vasco... ¿De qué es partidaria, de que haya tres o cuatro AVE científicos o diecisiete trenes de segunda?
-No corresponde al Estado decir a las comunidades autónomas cuáles deben ser sus apuestas. Lo que tenemos que hacer es estudiar y potenciar las apuestas en I+D para que sean ganadoras en el ámbito internacional, y hacer que las comunidades que van atrasadas reflexionen sobre el asunto. Por supuesto, no soy partidaria del café para todos. Hay que apostar por la excelencia y la calidad, y todo el que esté dispuesto a hacerlo será bienvenido.
-El de Ciencia e Innovación es una especie de 'superministerio'.
-Por primera vez en la historia de la democracia, tenemos el ministerio con los agentes y las competencias para poder organizar el conocimiento desde donde se genera, en las universidades y los organismos públicos de investigación, hasta las nuevas empresas con base tecnológica y también hasta esas industrias que no son tan innovadoras y que no se han dado cuenta todavía de que, a través de la innovación, pueden ser mucho más competitivas.
-Estamos en una crisis por el desplome inmobiliario, ¿es la oportunidad para pasar de la economía del ladrillo y el turismo a la de la innovación y el conocimiento?
-Gracias a una de las mejores gestiones económicas que se han hecho en Europa -somos el país con el segundo mayor superávit-, podemos mantener en este momento de ajuste económico las inversiones, la apuesta por la investigación y el desarrollo (I+D), por el cambio de modelo económico.
-A uno basado en la innovación.
-Sí, basado en la innovación.
-Eso choca, no obstante, con que este año se haya frenado el gasto público en I+D.
-Es que el nivel de gasto público en I+D está muy por encima de la media europea. Somos el segundo o tercer país con el gasto público más alto en I+D respecto al PIB. Pero el gasto privado no acompaña. Lo que nos anima de cara al futuro es que la I+D empresarial está creciendo a ratios del 20% anual. Eso significa que, si sigue en esos términos y se acompaña con el gasto público, convergeremos con Europa y tendremos una de las mejores proyecciones. Espero que este ministerio sea decisivo a la hora de animar y demostrar que la inversión empresarial en I+D es productiva para el sistema.
-En 2006, España invertía en I+D el 1,16% del PIB, mucho menos que Suecia (3,82%), Finlandia (3,45%)... ¿Cuándo convergeremos?
-Esos son países que tienen otra cultura, otra tradición, otro tipo de industria... En Dinamarca, por ejemplo, no existen universidades privadas; pero dos tercios de la financiación de la universidad pública es privada. ¿Por qué hay esa apuesta? Porque es rentable para la industria, sin duda. Debemos ir hacia una financiación del conocimiento que sea sostenible, donde podamos preservar el conocimiento básico, el puro conocimiento, porque demostremos que la transferencia de los resultados con aplicaciones produce beneficios a la sociedad y a la industria.
-Es imposible invertir en todo. ¿Qué campos deben ser los prioritarios para nuestra ciencia? ¿En qué áreas podemos ser líderes?
-Según el Plan Nacional de I+D+I 2008-2011, son cinco: la energía y el cambio climático; la salud; las tecnologías de la comunicación y la información; la nanotecnología; y la biotecnología.
-España es una potencia mundial en astronomía, disciplina que, sin embargo, no figura en esa lista.
-No figura como acción sectorial y temática, pero se han desarrollado una serie de instrumentos y herramientas transversales que nos van a permitir empujar apuestas concretas que sean líderes.
-Se está formando la mejor generación de jóvenes científicos, ¿cómo vamos a encajarla en el sistema y evitar que huya al extranjero?
-Creo que, sin duda, tenemos la mejor generación de jóvenes investigadores. Hay que desarrollar una carrera para el investigador, en la que el talento sea reconocido al igual que en otras disciplinas. Una de mis prioridades va a ser el desarrollo de un real decreto para proteger al profesor e investigador y otro para el estudiante, para que tenga voz. Y vamos a diseñar tres carreras: investigador, técnico y de gestor. Son las tres patas indispensables para avanzar en la ciencia. Además, la movilidad es fundamental. Los investigadores españoles tienen que salir fuera y los de fuera, venir aquí. Tenemos que contar con centros que atraigan al talento científico, sea de la nacionalidad que sea.
-Usted ha dicho que no vamos a matar áreas del conocimiento porque una carrera no sea rentable.
-Las universidades son competencia de las comunidades autónomas, pero nosotros, desde la Administración General del Estado, vamos a incidir en que es responsabilidad de la universidad pública mantener todas las áreas del conocimiento. Hay que mantener las Humanidades porque la sociedad las necesita. Necesitamos líderes de pensamiento que ahora no están lo suficientemente ensalzados. Seremos mucho más innovadores si somos capaces de articular la pluralidad de disciplinas que tienen que convivir para generar el conocimiento. Las Humanidades son rentables.
-¿Económicamente?
-Sí, son rentables desde el punto de vista social y económico. Son fundamentales para avanzar hacia el nuevo modelo de Estado. Son las que nos tienen que dar muchas de las claves sobre cómo avanzar hacia un Estado en el que encajen el beneficio social y el económico. Además, las Humanidades sirven para las empresas. En el nuevo modelo de organización empresarial, están teniendo un gran impacto. Ideas como la de la conciliación vienen del campo de las Humanidades, no del de las Ciencias.