Empleo en crisis
El incremento del paro en 15.058 personas ha convertido al pasado mes de mayo en el primero en el que se incrementa el desempleo desde el inicio de la serie histórica en 1996, un dato que no hace más que constatar la erosión que está provocando el enfriamiento económico en el mercado laboral español. El Gobierno se aferró al óptimo comportamiento de las cotizaciones a la Seguridad Social en el mismo período para relativizar el nuevo aumento registrado en el número de parados. Pero esa compensación puntual no puede obviar el hecho de que en el último año las afiliaciones no han logrado contrarrestar el repunte del paro en 380.344 trabajadores, lo que significa que se está destruyendo empleo. Con el agravante, además, de que el desgaste se ha acelerado en la construcción, sin que ninguno de los otros sectores dé pruebas aún de poder absorber la pérdida de contrataciones.
Actualizado: GuardarLa recolocación de esa mano de obra se enfrenta a la imposibilidad de desviarla en su totalidad hacia la obra civil u otras iniciativas de impulso público, pero también a la limitada cualificación de un tipo de trabajador al que se ha recurrido de manera intensiva orillando la mejora de su capacitación. En este sentido, el incremento del desempleo un 67,2% entre los extranjeros empleados en la construcción resulta aún más inquietante porque éste es justamente el sector en el que se ha proporcionado ocupación a los inmigrantes con menor formación pero en el que éstos venían mostrando mayor estabilidad profesional. La contracción en la demanda de una fuerza de trabajo muy valiosa en los últimos años no debería llevar ni a constreñir sus derechos ni a desincentivar las medidas para su eventual reinserción en el mercado laboral. El rápido deterioro del mismo apremia al Gobierno a promover los programas de reorientación que ajusten a los nuevos solicitantes de empleo a los requerimientos de un modelo económico en forzada revisión.