Aparentemente, la cosa es bien sencilla pero en el mundo del fútbol peores cosas se han visto. Ni que decir tiene que el equipo amarillo tiene que solventar su papeleta frente al filial sevillista. Un conjunto que llegará tras perder el pasado domingo en su casa frente al Hércules pero con los deberes ya realizados desde hace tiempo. En el caso de que el Cádiz consiga imponer en su ley ante su afición debería esperar a que el Alavés cayese derrotado en Mendizorroza ante la Real Sociedad -que se está jugando el ascenso- y que en el enfrentamiento en el Arcángel entre Córdoba y Racing de Ferrol saliese un vencedor y un ganador sin importarle quien. Es decir, un empate sería el único resultado que no le valdría para poder respirar definitivamente.
En el peor de los casos
Pero claro, eso sería ofreciendo la mejor de las lecturas. Porque si al Cádiz le da por perder la situación se pondría para tirarse de los pelos ya que incluso podría llegar a la última jornada sin depender de sí mismo. Una posible derrota cadista y los triunfos del Granada 74, Córdoba y Alavés harían caer al equipo de Rubio a la antepenúltima posición a dos puntos de la permanencia. De llegar así, el Cádiz acudiría al Rico Pérez de Alicante con la obligación de ganar y a la espera de un tropiezo en forma de derrota del Córdoba en San Sebastián, del Alavés en Vigo. Todo un desastre.
Se podría llegar a la última jornada en una situación límite aunque siguiera dependiendo de sí mismo en el caso de que empatara ante el Sevilla Atlético. No obstante, tendría que la imperiosa necesidad de ganar al Hércules.