ANÁLISIS

Un crítico sistema

Fue casi siempre a contracorriente en la industria de Hollywood y sólo en la segunda parte de su filmografía, tras la oscarizada Memorias de África, Sidney Pollack aceptó las reglas del juego impuestas por las majors, hasta el punto de dejar de ser un rebelde, un cineasta de izquierdas, según la calificación enjaretada en su día por un sector de dicha industria, para acabar su periplo creativo de forma más bien convencional. En todo caso, era un realizador de indiscutible talento.

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En Tal como éramos estiliza al máximo las relaciones sentimentales entre Barbra Streisand y Robert Redford, a lo largo de tres importantísimos períodos de la historia de su país, que van de 1937 a 1950; desde la II Guerra Mundial, hasta la guerra fría y la caza de brujas emprendida en Hollywood por el funesto senador McCarthy. El clima democrático ante los fascismos y las referencias a la Guerra Civil española también están aquí presentes, al tiempo que desarrolla la típica historia de amor y la idea de que, a menudo, la vida colectiva se inmiscuye inevitablemente en la vida de las personas.

Después vendrían toda un serie de películas en tono menor, pero nunca vulgar. Son obras apasionadas, frenéticas, fuertes e inexorables como una Mitología de Roland Barthes y, como ella, un placer para la inteligencia.