
El hambre derrota a la líder de las FARC
Karina, la jefa más sanguinaria de la guerrilla colombiana, se entrega «cansada de la guerra»
Actualizado: GuardarLa comandante Karina, considerada como una de las líderes más sanguinarias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al mando desde 1998 del violento Frente 47, se entregó el domingo a las fuerzas militares porque estaba «cansada de la guerra y muriéndome de hambre». Nelly Ávila Moreno, a quien se responsabiliza del asesinato en 1983 durante un intento de secuestro de Alberto Uribe Sierra, padre del actual presidente colombiano -ella negó cualquier implicación es este hecho-, negoció durante quince días su rendición. El ministro del Interior y de Justicia, Carlos Holguín, declaró que se trataba de «un golpe fundamental contra las FARC».
El Gobierno de Álvaro Uribe había ofrecido una recompensa de un millón de dólares (unos 666.000 euros) por datos que llevaran a la captura de la única mujer que se ganó los galones en la guerrilla y que estaba acusada de dirigir ataques contra el Ejército y la policía, además de contra campesinos y civiles. Karina se enfrentaba a seis órdenes de captura, por homicidio agravado, terrorismo, rebelión, secuestro extorsivo y daño ajeno y secuestro múltiple agravado. También se la acusa del secuestro del ex congresista de Caldas, Óscar Tulio Lizcano, uno de los 47 «canjeables» que sigue cautivo.
En sus casi treinta años de vida guerrillera la dirigente de las FARC, también conocida como Janet Mosquera Rentería, participó en acciones tan violentas como el enfrentamiento sostenido en diciembre del 2005 junto a miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y del Ejército Revolucionario Guevarista (ERG) contra las fuerzas de seguridad en el departamento del Chocó, en el que mató a 8 policías y secuestró a 30. También en 2002, otros 13 policías y cuatro civiles -entre ellos una mujer quemada por ser esposa de un militar-, murieron en una incursión ordenada y dirigida por Karina. Ella misma mató a varios camioneros que se negaron a cruzar sus vehículos para cortar una carretera.
«Audacia y crueldad»
Considerada una especie de Rambo que impuso su terror en siete municipios colombianos, Karina ascendió «gracias a su audacia y su crueldad» y «haciendo cosas muy malas que le permitieron volverse una leyenda», dijo ayer el ministro de Defensa, Juan José Santos, quien reconoció que «hace mucho tiempo estábamos detrás de esta mujer». Ya en 2003 el presidente Uribe la colocó en la mira de sus objetivos: «Hay una señora de las FARC, llamada Karina, en el oriente de Caldas, que hay que capturar». Apenas hace dos semanas, el mandatario volvió a mencionarla por sorpresa al ofrecerle garantías para su vida si se entregaba. «Si se desmoviliza, bienvenida. Se le darán todas las garantías», dijo.
Ahora se ha sabido de los contactos de la guerrillera con las autoridades se iniciaron a finales de abril. La presión gubernamental contra Karina logró minar su moral y la de muchos de sus hombres, entre ellos su lugarteniente y pareja sentimental, Abelardo Montes, alias Michin, quien la acompañó en el nuevo rumbo que ha tomado su vida. El 10 de abril, coincidiendo con una rendición masiva de miembros del Frente 47 tras la muerte de Iván Ríos, fue el comandante del Ejército, general Mario Montoya, quien insistió: «De ese grupo de las FARC queda Karina, en Antioquía, y el mejor camino que ella puede tomar es que se entregue».
Mulata y con un solo oj
Mulata, de 45 años, la líder rebelde oculta tras unas gafas la falta de un ojo que perdió durante un ataque y tiene numerosas cicatrices, recuerdo de enfrentamientos con el Ejército y paramilitares. Según informó Santos, Karina, que «se había convertido en una leyenda por su crueldad» y que hizo mucho daño a los colombianos, se desmovilizó porque «no le quedaba otra alternativa. Estaba muy cercada y lo mejor era que se entregara».
La temida guerrillera gestionó su rendición en una conversación telefónica con la directora del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), María del Pilar Hurtado, quien apeló a sus sentimientos de madre y le recomendó pensar en el futuro de su hija si seguía delinquiendo. Karina aceptó y exigió que su hija estuviera presente en la rendición como parte de la protección que a partir de ahora recibirá su familia.
En sus primeras declaraciones tras entregarse, la jefa rebelde pidió a sus ex camaradas que entreguen las armas y se acojan al «plan de reinserción». «La decisión que yo tomé de reinsertarme fue por la presión del Ejército en el área. El Gobierno ha planteado muchos beneficios para todos los que hagamos dejación de las armas», dijo Karina, para precisar a continuación que la decisión final la tomó ayer mismo. También teme que su rendición sea considerada por las FARC «como una traición».
La detención de Nelly Ávila Moreno supone un nuevo éxito para el Gobierno Uribe en su lucha contra la guerrilla, tras las muertes de Negro Acacio -uno de los principales financiadores del grupo gracias al narcotráfico-, Martín Caballero, Raúl Reyes e Iván Ríos y la captura de Martín Sombra.