MIEDO. Mujer desamparada, en la fotografía de Pavón. / LA VOZ
Cultura

Manuel P. Pavón muestra en la Kursala de La Bomba el 'storyboard' de la soledad

'Un sueño sin cama' recoge una selección de los últimos trabajos del autor

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Una mujer llora en la bañera. Se toca el pelo, aprieta las manos contra el pecho y reza. Un hombre desnudo habla al oído de otro hombre. Le pide perdón. Alguien recibe una llamada incómoda. Gente que busca el calor de la barra del bar o noctámbulos que deambulan por la ciudad, con su tristeza a cuestas.

Manuel P. Pavón ha construido, con sus imágenes, el storyboard de varias historias que revelan un poso común de abandono y soledad. Las fotografías que componen Un sueño sin cama -la muestra que puede visitarse desde el pasado fin de semana en la Kursala de la UCA-, comparten, además de ese tono general de desconsuelo, un cierto aire cinematográfico.

El autor, que ha rodado -como director de fotografía- cortos con Raúl Arévalo o Juan Alberto de Burgos, aprovecha la luz patinada y el formato pantalla para presentar su trabajo como una selección de fotogramas aleatorios, piezas de una trama más amplia, que el espectador tiene que rematar usando su imaginación. La interrelación entre ambos géneros es tal que Pavón plantea incluso el catálogo de la muestra como el programa de una película, con un reparto que incluye algunas caras habituales del cortometrajismo español: David Tortosa, María Escobar o Alicia Rubio protagonizan las principales series.

Los textos de Marcos Julián resumen, literariamente, la intención última del fotógrafo, que pretende indagar en las reacciones emocionales del ser humano ante determinadas situaciones críticas.

«Me miré al espejo y me hice añicos frente al cristal». «Me siento como un reloj sin minutos, dando las horas exactas, pero que empieza a atrasar», piensan los personajes de las fotografías de Manuel P. Pavón, según las interpretaciones de Marcos Julián. A partir de ahí, primeros planos y planos medios, tomas cenitales y cámara a ras de suelo para contar el drama cotidiano de la soledad con que nos enfrentamos a nuestras obsesiones.

Una mujer estudia suicidarse mientras recuerda a su novia. Un ejecutivo siente que su mundo se viene abajo y empaqueta sus cosas. Alguien llora en el cuarto de baño. Una chica limpia su cuerpo del recuerdo de un viejo amor. La ambiguedad en la pareja, los caminos dispares por los que transcurre la pasión y el cariño. Hombres sin futuro, «que destrozan las horas a cuchilladas». La soledad, en definitiva, contada en 20 imágenes.

dperez@lavozdigital.es