INCANSABLE. Hillary celebra su triunfo en Virginia Oeste. / AP
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Hillary promete que no se rendirá hasta el final de las primarias

La ex primera dama intenta repetir en Oregón y Kentucky su incontestable victoria en Virginia Occidental

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«¿Nunca me rendiré!», gritó apasionadamente Hillary Clinton al celebrar su aplastante victoria de Virginia Occidental. Se refería a la lucha de sus compatriotas por una vida mejor, pero sonó como una declaración de principios. Tenía esa mirada electrizada que ponen las mujeres al cantar el 'I will survive' (Sobreviviré) de Gloria Gaynor, y, a juzgar por los gritos enfervorizados del público de Charleston, la campaña de Clinton se ha convertido también en un himno de resistencia y fortaleza.

No sólo para sus hermanas de género, que se resisten a perder la única oportunidad que pueden tener en sus vidas de ver a una sentada en el Despacho Oval. En este pequeño estado minero de abrumadora mayoría blanca la pasión de Clinton se ha ganado también la admiración de los hombres e incluso de los jóvenes universitarios que han seguido la moda Obama en el resto del país.

Con su ayuda, Clinton propinó una soberana derrota a su rival: 67 a 26. Barack Obama no ganó ni un solo condado, pero se repartirá proporcionalmente los veintiocho delegados del estado con Clinton y John Edwards, que, pese a haberse retirado hace más de tres meses, seguía en las papeletas y fue votado por el 7%.

La ex primera dama estaba «casi en el cielo», dijo a sus seguidores. «Estoy más decidida que nunca a seguir con esta campaña hasta que todo el mundo haya tenido una oportunidad de que se le oiga». Eso ocurrirá el 3 de junio, cuando voten Montana y Dakota del Sur. Antes quedan otras dos partidas, una el martes en Oregón y Kentucky, y otra el día 1 en Puerto Rico.

Clinton cuenta con el incuestionable apoyo de los hispanos y planea repetir el triunfo de Virginia Occidental en Kentucky, otro estado de mayoría blanca y rural que se asemeja demográfica y económicamente al que acaba de ganar. No en vano las encuestas le auguran otra rotunda victoria (58% a 31%), según el diario local 'Lexington Herald', a quien el presidente de la empresa de sondeos Research 2000 confió una realidad estremecedora: «En Kentucky, los votantes blancos rurales nunca votarán por un africanoamericano por encima de un blanco conservador», sentenció Del Ali.

No se refería ya a estas primarias, sino a las elecciones generales de noviembre para las que se prepara Obama desde su victoria en Carolina del Norte e Indiana. El candidato de color ha ignorado a Clinton en sus discursos para centrarse en el republicano John McCain, e incluso dedica más tiempo a los estados 'bisagra' que tendrá que ganar en noviembre que a los que faltan por votar en primarias.

Campaña presidencial

Por Virginia Occidental pasó a última hora, pero mientras sus habitantes votaban él hacía campaña en Missouri, que lo hizo hace más de tres meses. Ayer se encontraba en Michigan cortejando a la coalición obrera de Reagan con una banderita americana en la solapa, y la semana que viene planea peinar Florida.

Periódicos como 'The New York Times' le ven perdido en el limbo político de no haber rematado aún las primarias ni empezado oficialmente sus contienda con McCain. Ése es el espacio que Clinton intenta aprovechar para su impensable resurrección. «Quiero enviar un mensaje a los que todavía no se hayan decidido», dijo mirando a las cámaras en busca de los superdelegados indecisos que tomarán la última decisión. «Puedo ganar esta nominación si decidís apoyarme, y puedo liderar a nuestro partido.»