La puerta ya está abierta

El duelo está servido. Por primera vez en la temporada, Alejandro Limia tiene opciones reales de convertirse en el guardameta titular del Cádiz (salvo la ocasión en que sustituyó a Contreras por lesión). La puerta se abre de par en par a la espera de un inquilino que sepa echarle el cerrojo.

Los últimos errores del arquero madrileño pueden propiciar el cambio en la meta, donde el internacional ha reinado durante toda la temporada (sólo se ha perdido un encuentro por problemas físicos). El error de Ferrol le ha costado la tranquilidad, y ante la Real Sociedad dio claras muestras de nerviosismo, siendo clave su participación en el segundo gol donostiarra.

Contreras y Limia. La situación se ha igualado. El primero se encuentra abatido debido a sus últimos fallos pero ayer se comportó como un profesional indiscutible. Fue reclamado por los medios de comunicación, y aprovechó para decir que no tiene nada que decir, y que esta semana pondrá todos los sentidos en el choque de la jornada con el Celta.

Profesionalidad

«La situación es dura y complicada. En lo profesional también», asegura el ex del Real Madrid y Málaga. «Pero como profesional que soy, y tras llevar muchos años en esto, me lo tomo como un reto más en mi carrera y pienso afrontarlo con todas las de la ley».

Para centrarse, cree que «lo mejor es aislarme de todo. Es una situación morbosa, y necesita hablar poco y actuar mucho. Es una medida que me he marcado», declara de forma tajante.

«Quiero dar el 200% y en el entrenamiento seré invisible. Me preparo para el fin de semana. Espero que no hablar no me ocasiones perjuicios. Que me entendáis, y si no, que me respetéis», sentencia el portero, que no quiere responder a ninguna pregunta.

Su estado contrasta enormemente con el de su competidor, Óscar Alejandro Limia. El argentino no se ha puesto nervioso ni una sola vez en estos tres años. La tranquilidad es su seña de identidad. Sabe que se encuentra ante una oportunidad de poder demostrar en cinco partidos lo que no ha logrado en todo su periplo como cadista.

No quiere entrar en polémicas de ningún tipo «ni decir cosas que no quiero». Argumenta que «siempre trabajo con la misma ilusión de jugar el domingo, pero al final decide el entrenador». Y no cree que se deje influir por la trayectoria de su contrincante, con un gran palmarés forjado en una década exitosa. «No influye el currículum, sino el domingo. Y juega el que mejor está».

Si Contreras lo está pasando mal, mucho peor es lo de Limia. «Es duro, y más cuando uno está acostumbrado a jugar toda la vida y no perderse ni un partido. Pero cuando yo era titular me gustaba que me respetaran, y por eso respeto al que está delante de mí».

Regularidad argentina

No atravesó malas rachas cuando triunfó en Argentina. «En mi carrera fue difícil tener dos partidos malos. Si un día lo hacía mal, al siguiente lo corregía».

No ha tenido buenas actuaciones cuando se ha enfundado la elástica amarilla, y por ello siempre ha vivido bajo la sombra de Armando primero y Contreras después. Él se excusa en la falta de continuidad, algo imprescindible para un portero. «La verdad es que no tuve nada de oportunidades. Sólo el año de Primera, en el que me arranqué a jugar después de la lesión y lástima el descenso. Pero los últimos dos años han sido muy duros».

Le salió una gran posibilidad en el mercado de invierno «pero el club me dijo que no podía ir, porque fue la semana en que se marchó Armando al Athletic». El 30 de junio termina contrato y entonces «la decisión pasa por mi lado. El club me conoce bien y sabe cómo atajo, y aún no he tenido contactos con nadie. Me encantaría quedarme pero yo lo que quiero es jugar. Hay cosas, sondeos, pero todavía no he tomado la decisión».

Hay varios destinos, y no sólo en Argentina, aunque prefiere mantenerlos en secreto. Lo que tiene seguro es que, si nada cambia, Limia dejará de ser futbolista del Cádiz en menos de dos meses.

jaguilera@lavozdigital.es