Serbia elige Europa
Actualizado: Guardaras elecciones legislativas y municipales celebradas en Serbia sometían a examen al país balcánico, situado ante la encrucijada histórica de apostar por su futura incorporación a la UE o enrocarse en las ensoñaciones de un pasado irrecuperable. Contra lo que sugerían los pronósticos, los serbios se han decantado por las expectativas de progreso y estabilidad con la que identifican a la Unión, al otorgar un triunfo inesperado por su holgura -casi el 39% de los votos- a la coalición proeuroeísta encabezada por el reforzado presidente de la República, Borís Tadic. El retroceso sufrido por los radicales, desbancados como primera fuerza política, y también por sus eventuales aliados del Partido Democrático de Serbia que dirige el ex primer ministro Vojislav Kostunica no suprime las opciones de los nacionalistas de formar Gobierno. Pero si su éxito electoral hubiera legitimado el repliegue tanto hacia el euroescepticismo como hacia las posiciones más intransigentes contra la secesión unilateral de Kosovo, su derrota les obliga a aceptar la mayoritaria inclinación de su ciudadanía por la expectativa europea, incluso en el supuesto de que lleguen a conformar una alternativa en el poder sumando a los socialistas herederos de Milosevic. El escrutinio ha demostrado la pertinencia del impulso dado por la UE en vísperas de los comicios al Acuerdo de Estabilización y Asociación que coloca a Serbia en la antesala de su entrada en la Unión; un gesto que ha podido ser interpretado por parte de la ciudadanía como la evidencia de que Tadic estaba dispuesto a reivindicar su europeísmo por encima de las tensiones internas y de los discursos más predispuestos a explotar los agravios derivados de la independencia kosovar. Aunque el presidente no ha renunciado ni mucho menos a seguir defendiendo la integridad territorial de su país, su triunfo supedita esa aspiración -asumida por buena parte de la ciudadanía con la fatalidad de lo irremediable- al acercamiento a una Europa que podría acabar reagrupando en las fronteras comunes a todas las repúblicas balcánicas. El compromiso expresado por los serbios en las urnas precisa de verse plasmado en la acción de su Gobierno pero también de una respuesta diligente por parte de las autoridades comunitarias, que tienen en su mano, entre otras iniciativas, suprimir los visados que han dificultado durante dos décadas la movilidad de quienes se precian de su arraigo europeo.