Jerez

Una muerte anunciada

Aunque Francisco G. A. asegure que su intención inicial no era acabar con la vida de su ex pareja, las denuncias interpuestas por ésta a lo largo de su relación ofrecen serias dudas al respecto. Como consta en una de ellas, que aparece justo en la imagen de la izquierda de estas líneas, el presunto asesino ya le dijo alguna vez a la víctima que «era mayor y no iba a ir a la cárcel», por lo que «le iba a matar y no le importaba lo que le pasara», aconsejándole incluso que «fuera pensando en hacer testamento».

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María Juana tenía grabadas en su teléfono móvil algunas conversaciones en las que su presunto agresor le amenazaba de muerte, advirtiéndole en otra de las denuncias que «como no siguiera con la relación, le iba a pegar unas 7.000 puñaladas y le iba a meter fuego a la vivienda con un bidón de gasolina».

A pesar de que desde el 25 de marzo pesaba sobre él una orden de alejamiento, esto no le impidió coger un tren el pasado sábado por la mañana y romper la barrera de los 100 kilómetros que separaban su hogar sevillano del de la víctima. Una vez allí, y según el testimonio de vecinos y de la propia Policía, el acusado golpeó a la fallecida con una maceta y le degolló con un cuchilllo que tomó de la vivienda, ubicada en la barriada Pago San José.