El 'Sheriff' de Coslada se declara inocente y dice que es víctima de una conspiración
Los agentes corruptos argumentan que se limitaban a cumplir las órdenes de su jefe y alegan obediencia debida El abogado del presunto cabecilla de la mafia policial asegura que el municipio madrileño «no es una Marbella II»
Actualizado: GuardarFrío y sin derrumbarse, el 'Sheriff' de Coslada lo negó todo en su declaración ante la juez. Ginés Jiménez Buendía, el presunto cabecilla de la mafia policial desarticulada esta semana, se declaró inocente. Dijo no saber nada de las acusaciones de la Fiscalía y de sus propios esbirros, algunos de los cuales horas antes habían 'cantado' ante la policía e implicado al 'capo' de la mafia para intentar exculparse.
El jefe de los municipales y sus acólitos respondieron a una quincena de cargos: asociación ilícita, extorsión, corrupción, lesiones, agresiones sexuales, apropiación indebida, chantaje, amenazas, cohecho, posesión de armas y delitos contra la salud pública, el patrimonio y la Administración, entre otros.
El jefe de la Policía Local, Ginés Jiménez fue el primero en declarar ante la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Coslada, María de las Nieves Gómez Martínez. Durante la hora y media que duró su interrogatorio, el 'Sheriff' insistió en su inocencia, una estrategia que su abogado, José Andrés Díez, ya había adelantado antes del comienzo de la declaración. El defensor avisó que no iba a permitir que al jefe de los municipales se le implicara en un caso 'Marbella II' o nuevo 'Malaya'. Además, insinuó que su cliente había sido víctima de la guerra de las policías locales entre el Gobierno autonómico popular y el ayuntamiento socialista, a cuenta de la polémicas Bescam (Brigadas Especiales de Seguridad de la Comunidad Autónoma de Madrid).
Díez, que llegó a afirmar que el supuesto 'capo' es «muy querido» en el pueblo, señaló que las pruebas contra el principal implicado son débiles y se mostró confiado en que pudiera ser liberado bajo fianza. Ginés Jiménez, apuntaron fuentes judiciales, en el juzgado se mantuvo «impertérrito» a las pruebas en su contra, una actitud idéntica a la que exhibió durante las 72 horas de incomunicación a manos de la Policía Judicial.
Entereza
No confesó. Con gran entereza sostuvo en todo momento que ignoraba lo que sus subordinados hacían por las noches y que, en modo alguno, podía hacerse responsable de las actividades de toda la plantilla de la policía.
El 'Sheriff' argumentó que únicamente aparecía por los bares y prostíbulos para hacer inspecciones legales, que nunca extorsionó o coaccionó a los dueños de los locales, que jamás cobró una 'mordida' y que es víctima de una conspiración que dura ya años. Ginés Jiménez fue acusado de forma genérica de delitos contra la libertad sexual, contra la Administración y de tenencia ilícita de armas, sin que la magistrada concretara por el momento qué ilícitos exactos se le imputan.
Tras el cabecilla fueron pasando ante la juez trece de sus subordinados hasta bien entrada la noche. El segundo implicado en dar su versión fue 'Carlos', el lugarteniente y chófer de Ginés Jiménez, quien se entregó el sábado a la Policía tras escapar a la redada. Como su jefe, se declaró inocente de los cargos que se le imputan: asociación ilícita, amenazas, lesiones y delitos contra el patrimonio, la administración y la libertad sexual. 'Carlos' negó que 'El Bloque' (como autodenominaba el grupo de policías imputados) fuera una organización mafiosa. Según su testimonio, sólo era un apodo para el grupo de agentes que acudían juntos al gimnasio.
Delaciones
Sin embargo, la actitud del resto de los implicados fue diferente. Conforme disminuía la implicación y la graduación de los agentes, las delaciones aumentaron. Aunque todos se declararon inocentes, algunos se derrumbaron e implicaron a compañeros y al propio jefe local para intentar exculparse. Los más, argumentaron ante la magistrado y la Policía que sólo eran peones en manos del 'Sheriff', que se limitaban a cumplir órdenes y que de no haberlo hecho hubiera supuesto su fin en la policía local de Coslada.
Los detenidos más jóvenes (y menos cercanos al núcleo duro de la mafia) insistieron en sus dos principales argumentos en los interrogatorios policiales: la obediencia debida y el miedo irrefrenable a Ginés Jiménez. Alguno de los arrestados, según estas mismas fuentes, reconoció haber visto recoger sobres con dinero, haber tomando parte en pantagruélicas comidas gratis o en fiestas en pubs de la localidad en los que no pagaban un euro.
Menos fueron los que admitieron haber presenciado coacciones, extorsiones o palizas, tal y como ya hicieron los siete policías que quedaron en libertad con cargos a cambio de su presumible confesión contra Ginés Jiménez y sus colaboradores más cercanos.
Mientras, en Madrid, el instructor del caso, el titular del Juzgado de Instrucción 21 de Madrid, Eduardo Cruz Torres, interrogó a los dos únicos implicados detenidos en el término municipal de la capital. La juez cosladeña, tras completar los interrogatorios, deberá inhibirse a favor de Cruz Torres.
Por su parte, el letrado del jefe policial, José Andrés Díez, recriminó a los representantes de los medios que se encontraban a las puertas del juzgado y opinó que «en este país no se respeta la presunción de inocencia de los imputados en este procedimiento».