EL COMENTARIO

La ruta fija de Ibarretxe

Cuando dos itinerarios políticos resultan incompatibles, mal asunto. Hay caminos que llevan al acuerdo, y otros que no conducen a ningún sitio. El presidente Zapatero ha respondido al instante a una carta del lehendakari Ibarretxe pidiendo celebrar una reunión. La reunión se celebrará el próximo día 20, y sin que ninguno de los dos políticos haya modificado sus respectivas posiciones. Ibarretxe trasladará a Madrid su famosa hoja de ruta hacia un referéndum de autodeterminación, inconstitucional por supuesto, y Zapatero reiterará su disposición a sellar con el lehendakari todo tipo de acuerdos en beneficio de la sociedad vasca, pero siempre en el marco de la Constitución. Diálogo y acuerdos, sí, ha dicho el presidente hace unos días, pero aventuras, no. El lehendakari es hombre fértil en ideas fijas, y la de consultar al pueblo vasco para que diga lo que quiere ser no le abandona desde hace tiempo. Y la defiende con una insistencia que al menos a un sector muy diferenciado de su propio partido le estaría poniendo ya de los nervios. Lo que menos interesa actualmente al PNV es un choque de trenes entre los dos gobiernos, autonómico y central. Después de las recientes elecciones generales, y de sus resultados nada halagüeños para el nacionalismo, la amenaza que esgrime Ibarretxe de adelantar las elecciones autonómicas, en plan plebiscito sobre su hoja de ruta o sobre sí mismo, está incomodando a los peneuvistas más coherentes.

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Se ha empezado a decir entre dirigentes del PNV que sería estupendo que el presidente Zapatero hiciera con Ibarretxe lo que no se atreve a hacer el EBB, es decir, maniatarlo. O persuadirle para que traslade esa consulta plebiscitaria a cualquier punto de un futuro lejano. Se recuerda cómo el presidente del Gobierno abrió en la pasada legislatura las puertas del Parlamento español al lehendakari para que expusiera su famoso plan soberanista y fuera votada su admisión a trámite. Pero el revolcón parlamentario que sufrió el plan no amilanó a Ibarretxe, ni le inspiró la decisión más bien lógica de dimitir, tras su fracaso, sino que ahí está de nuevo, y con más ínfulas, una hoja de ruta que, según decía ayer el ministro Rubalcaba, es»la ruta a ninguna parte». Al PNV le halagan más los éxitos políticos logrados por la negociación, no exenta en tiempos no muy lejanos de advertencias intimidantes al Gobierno central para arrancarle concesiones, que el choque frontal o la larga incomunicación a que fue sometido por la segunda legislatura del PP. Ayer veía el nacionalismo más abierta su ilusión por conseguir libertad jurídica para establecer su propio sistema fiscal al enterarse de que la Abogada General del Tribunal Europeo de Justicia, Juliana Kokoff, consideraba que el País Vasco cumplía las condiciones requeridas para disfrutar de una fiscalidad diferente a la del resto del Estado. El dictamen de la abogada no es vinculante para el Tribunal, pero sus informes suelen ser asumidos por los jueces de la UE. Las llamadas «vacaciones fiscales», o menor impuesto de sociedades en Euskadi, tienen bendiciones preliminares de la Justicia europea.